De las cinco obras publicadas por John Hart, dos han obtenido el premio Edgar. Él es, de hecho, el único autor que lo ha recibido por dos novelas consecutivas: Down River, aún no disponible en nuestro idioma, y No hay cuervos, publicada también por la editorial Pàmies. Redención, traducida por Cristina Alegría, es su quinta y última novela, la primera que llega a mis manos. No importa. Porque resulta que a veces empezar por el final no está tan mal. A fin de cuentas, no es más que solo un comienzo.
Como el de esta novela, cuya acción se inicia trece años después de que se cometa un atroz asesinato en el altar de una iglesia. Trece años es el tiempo que ha transcurrido para que Adrian, un policía aparentemente honrado, salga en libertad de la cárcel. El mismo periodo de tiempo que lleva ejerciendo como detective Liz, la hija de un párroco que se ha visto envuelta en medio de un brutal tiroteo. La estampa se completa con dos pequeñas pinceladas más. Un chico con una pistola que busca venganza y el secuestro de una joven a manos de un desconocido.
Ambientado en una pequeña ciudad al sur de Estados Unidos, Redención es un thriller sobre personajes que, de un modo u otro, necesitan purgar sus propios pecados, aunque estos, a veces, se traten de los pecados de otros. Una red compleja de historias y tramas que se va enredando a medida que el texto avanza en un sorprendente clímax de acción, suspense y adrenalina, cuyo ritmo nunca pierde el compás.
Si algo tuviera que subrayar de Redención es precisamente esto último. Hart, exabogado de profesión, conoce bien los trucos del género negro para esbozar esta novela, cuyo complicado entramado de suspense nunca se le va del todo de las manos, sino más bien al contrario. Al menos, al finalizar su lectura, a ese punto donde uno llega apurado, con la necesidad de conocer su desenlace, no queda ningún cabo suelto por atar.
Y es que en un universo donde aparentemente no existe la redención para nadie, sus protagonistas, solitarios, rotos y atormentados, encuentran el espacio para conectar entre sí mientras tratan de reponerse al dolor de sus propias heridas y cicatrices, en medio de una vorágine que les arrastra al centro de este tornado de crímenes y violencia.
Para contarlo, John Hart no escatima en balas, disparos y, hasta si me apuráis, en sangre. El universo en el que nos sumerge es el de las calles y los bajos fondos, donde las traiciones, la avaricia y la corrupción marcan sus propias normas. En medio de todo ello Liz, la detective que arrastra su particular pasado, tendrá que lidiar con todo ello para tratar de salir airosa en un juego en el que también ella se verá cada vez más acorralada.