Leemos en la contraportada de este libro: “El mundo se divide en dos: los amantes de los gatos… y el resto”. Yo, claramente, pertenezco al primer bando. No os voy a dar más la brasa sobre cuánto me gustan estos pequeños felinos y mi devoción por ellos. A las reseñas os remito: esta o esta.
Como comprenderéis, cuando vi este libro pensé que estaba hecho para mí. Adelaida y Coco es un libro para gatófilos. El resto, los que pertenezcáis al otro bando, ni os molestéis. A ver, no quiero ser mala, pero es que si no os gustan los gatos, si nunca habéis convivido con ellos no creo que podáis entender la felinidad que desprende este libro. Pero no todo está perdido, insensatos del otro bando. Quizá con este libro os entren unas irremediables ganas de tener un gato (o dos, o tres). Quizá lleguéis a captar, aunque sea mínimamente, lo que los gatófilos sentimos por nuestros peludos. Y si no, insensibles, podéis disfrutar al menos con esta historia divertida y con las ilustraciones de Eire. Venga, que os lo estoy poniendo a huevo. Tenéis que leer sí o sí Adelaida y Coco.
Adelaida es una joven urbanita que trabaja como freelance desde su casa. Como buena freelance, pasa horas y horas delante de la pantalla de su ordenador. Seguro que más de uno os sentís identificados. Yo también tuve mi época de trabajar en pijama desde casa haciendo traducciones (¡ay, cómo la echo de menos!). Coco es su gato: un achuchable felino negro que, como buen gato, se cree el rey de la casa. Sumida en una especie de crisis existencial (¿también os suena?), Adelaida ocupa su tiempo trabajando y en las redes sociales, lo que se traduce en horas y horas sentada en casa frente al ordenador.
Para los que somos más bien caseros, un gato es la mascota ideal. No necesita salir a la calle y puede pasarse horas (y hoooraaas) enroscado en algún lugar de la casa durmiendo. Pero, como todos los que tenemos gatos sabemos, bajo esa denominación de animal independiente y poco cariñoso se esconde una gran mentira. No tenéis ni idea. Los gatos, por lo general, son auténticas pegatinas. Allá donde vayas en la casa te seguirá. Olvídate de la intimidad en el baño: siempre tendrás un espectador. Cuando a tu gatito le apetezca, procederá a hacerse una bola sobre tus piernas y prueba tú a moverte. Olvídate también del despertador, ya no lo necesitas. Tu gato te hará saber el hambre que tiene o lo aburrido que está a horas tan apetecibles como las seis de la mañana.
Todas estas situaciones aparecen en la hilarante novela gráfica de la ilustradora Eire. Todos estos topicazos que los que tenemos gato conocemos bien. Coco, por supuesto, lleva a la perfección todos y cada uno de ellos. No podía ser de otra forma.
Me he reído mucho con este libro, no solo por lo identificada que me he sentido con Adelaida en muchas ocasiones. Es que, además, Eire tiene un humor naif y sutil con el que también me identifico. Así pues, gatófilos e insensatos, os recomiendo esta hilarante novela gráfica. El buen rato está garantizado.