American Vampire 2, de Scott Snyder, Rafael Albuquerque y Mateus Santolouco
Ha de saber que existe el mal en el mundo. Auténtico mal. Puede combatirlo, o puede esconderse y fingir que no existe. Pero, en cualquier caso debería prepararse… porque créame, ha llegado a su ciudad.
¿No necesitáis más, no? ¿O sí? ¡¡Venga ya!! Esa frase lo resume todo, esa frase lleva en su contenido una auténtica declaración de intenciones y sólo con leerla se os tendrían que afilar los colmillos para hincarle el diente a American Vampire 2. ¿Cómo, que os hace falta algo más? Claro claro, si de eso se trata en realidad. De hacer una reseña como dios manda, que es que yo me embalo y muchas veces no sé muy bien dónde me hallo. Bien, así me gusta, ahora estáis prestándome debida atención. Hablemos pues de vampiros, de esos vampiros que hay que temer porque por muy gentiles que seáis, por muy candorosos y amorosos que os pongáis, lo siento mucho, van a por vosotros porque quieren vuestra sangre. Y es que a Las Vegas, cuna del vicio y la perversión, ha llegado una amenaza a la que tenéis que temer, de la que tenéis que huir porque, sinceramente, ¿quién quiere ser pasto de los chupasangres? Venga va, que alguno sí, pero si abrierais esta novela gráfica no os daría tanto gusto poner el cuello, que aquí hay para dar y tomar para todos. Y nadie va a salir vivo de esta masacre, de esta venganza, de esta lucha entre vampiros que se remonta a cuando nosotros sólo éramos una idea en la mente de nuestros padres. Recordadlo, estáis entrando en una pesadilla… de la que a lo mejor no podéis volver a salir.
Me encantan los vampiros. Me encantan y además casi diría que es la criatura de la noche que más obsesión me crea cuando sale algo publicado, sólo comparable a mi pasión por el drama o por las historias de amor. Hay que ser ecléctico en esta vida señores, que no se diga que no somos capaces de leer de todo. Así que va y llega American Vampire 2, con el listón ya bien alto con el primer número de esta saga de vampiros, y resulta que eleva su calidad a la enésima potencia, lo que en cristiano quiere decir que te deja una cara de “joder, esto sí que es bueno, ¿qué digo bueno?, esto es buenísimo” y uno empieza a mearse un poco en los pantalones de gusto. Hacía falta algo así, que volviera a lo clásico, cuando los vampiros eran seres a los que temer y no a los que amar, bueno vale, para aquellos que quieran les diré que aquí también hay una historia de amor, pero eso lo tenéis que descubrir vosotros, que para eso me estoy dejando la piel en contar que casi muero de la emoción con este volumen. Háganme caso, que yo he visto mucho mundo y esto es canela fina de esa de la de disfrutar cosa mala. Pero además de todo eso hay mucho Las Vegas, hay mucha venganza (que a mí me gusta mucho eso de tener asuntos pendientes y hacer pagar las deudas, siempre me ha gustado), hay mucha sangre, hay matanza, hay poderes en la sombra, y todo eso mezclado con acierto en este volumen de dimensiones mínimas.
Que sí, que sé que me estoy poniendo pesado con el tema, pero es que American Vampire 2 es como uno de esos pequeños orgasmos que nos dan a veces cuando lo estamos pasando bien. Yo hoy iba en el metro y babeaba del gusto por esta historia. Así, como os lo cuento. Porque me encantan los vampiros, pero eso creo que ya lo he dicho, pero todavía me gusta más que una historia de y sobre vampiros esté bien contada, bien narrada, bien dibujada y que estimule cada uno de mis sentidos (hasta el sexto ya que estamos, que dicen que haberlo lo hay). Y si yo tuviera que arrodillarme ante alguien, lo haría ante Scott Snyder, porque sí, porque ha hecho las delicias de este pobre hombre que buscaba, que necesitaba, una novela gráfica como esta en la que los vampiros son los malos, en el que Skinner Sweet es el mandamás y además tiene mala leche, que es lo que falta en muchas historias de vampiros leche, que yo lo que quiero es encontrarme el bien contra el mal, o lo que sea vaya, pero contado con fundamento, con pasión, con efectismo, que uno cierre el libro y piense que llegue ya la tercera parte, que la necesito, que por dios que no tarde, que quiero volver a babear, que quiero volver a dejarme llevar, así, sin protección, por el sabor de la sangre, por el poderío de rebanar cuellos, por una historia de terror clásico, pero también moderno, que se nos abalanza al cuello y no nos suelta. Y es que los colmillos están para morder así que ya lo saben, dejen que se les eche a la yugular, que beban de su sangre, la experiencia les llevará a otra dimensión de la que volverán cambiados.