Hace un par de años pasé mi cumpleaños en México. Unas horas de avión, una mente trastornada por el jet lag y un hotel de ensueño. Así empezaron unas de mis mejores vacaciones. Desde que era bien pequeña tenía interiorizado eso de que algún día tendría que viajar al Caribe, o eso es lo que me metió aquel famoso Curro en la cabeza. Pero no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar en realidad. Playas de arena blanca, sí. Aguas cristalinas, también. Peces nadando a mi alrededor, por supuesto. Pero encontré algo más, algo que aquellos anuncios no prometían, algo que estaba oculto en el interior de esa postal tan típica: una cultura burbujeante, una historia absorbente y una gente excepcional.
Me quedé con eso, con esa sorpresa que me llevé al escuchar historias sobre los mayas. Al saber cómo eran realmente antes de que los españoles llegáramos allí. Antes de que el Caribe se convirtiera en una atracción turística.
Por eso me ha emocionado mucho encontrarme con el libro del que vengo a hablaros hoy: Anacaona, la última princesa del Caribe. Esta novela, escrita por Jordi Díez Rojas es un viaje a esa tierra mágica de la que hablo, aunque más concretamente la acción se sucede en Haití, y también es un viaje en el tiempo, ya que retrocedemos al siglo XV.
Todo empieza cuando Fray Ramón Paner regresa a Barcelona después de haberse pasado unos cuantos años en tierras lejanas. Partió tiempo atrás junto a Cristobal Colón y trae consigo la historia que se encuentra al cruzar el charco.
Siempre digo que no me suelen gustar demasiado las novelas históricas. No son mi estilo. Pero me encanta esa sensación de encontrarme con una que me atrapa y que hace que me sumerja en la trama, interesándome por los personajes y por la historia, queriendo saber más y haciendo que me trague mis palabras cuando digo que no me gustan las novelas de este estilo. Este libro escrito por Jordi Díez ha conseguido eso precisamente, que me quedara prendada de las aventuras de sus personajes y que a cada instante necesitara más. Creo que ha sido por una de sus protagonistas: Anacaona, que le da nombre el libro. Es un personaje fuerte, diferente, audaz, que atrapa al lector. Pero no solo ella es importante, sino que encontramos a muchos personajes que adquieren protagonismo según qué momento de la novela. Porque aquí no hallamos buenos o malos, aquí hay conquistadores y conquistados.
Este es un tema del que podríamos hablar largo y tendido, eso del bueno y del malo. En el colegio siempre me repetían que la historia la contaban los vencedores, pero que no había que olvidar que hay una parte vencida que también tiene mucho que contar. Jordi Díez Rojas lo tiene claro y mediante la voz de los personajes nos va relatando esta historia de buenos y malos. Nos deja ver la perspectiva de cada uno, dejándoles hablar y haciendo al lector partícipe de ello. Así nos queda claro que la historia siempre implica a dos polos opuestos y que ambos tienen mucho que decir.
En cuanto a la narración, me encuentro con una novela muy bien escrita, cuidada, detallada. Sobre todo llama la atención el lenguaje que el autor utiliza en determinados momentos que hacen que nos traslademos al pasado de inmediato. Estoy pensando en las partes en las que Fray Ramón Paner es el protagonista, ya que el estilo antiguo queda perfectamente reflejado en su discurso y eso hace que el lector viaje a épocas antiguas de inmediato. Otra de las cosas que llama la atención dentro de su narración es la descripción de los lugares. Cuando empezamos el libro nos topamos con la isla La Española, es el momento perfecto para empezar a jugar a un juego en el que las descripciones son las fichas. El autor va moviéndolas poco a poco sobre el tablero, ganando la partida al dejar al lector embobado entre vegetación exótica y mares increíbles. Ese punto de partida es importante, ya que pone en aviso al lector, que se imaginará ya en un primer momento que este libro, además de hacerle viajar al pasado, le va a hacer viajar a lugares idílicos. Una maravilla.
Por eso, sí, me ha gustado mucho leer Anacaona, la primera princesa del Caribe. Ha sido una experiencia muy bonita esa de volver a nadar entre las aguas cristalinas que tanto me cautivaron hace un par de años. De verdad que no me canso de decir lo enamorada que estoy de aquella tierra y de lo agradecida que me quedo cada vez que un autor me regala un viaje a aquellos lugares. Aunque sea por un ratito.
Leí esta novela hace ya algunos meses y sin embargo no he podido olvidar a sus personajes, a Anacaona, a Caonabó, a fray Paner, que como bien dices leyéndolo nos remontamos al pasado por el lenguaje antiguo que usa Jordi Díez en la parte que le corresponde y que es una delicia, pues no es atosigante ni difícil de comprender. Este autor sabe transferir los sentimientos de una manera como pocas veces he experimentado al leer. Y aunque la novela lleva por título el nombre de la princesa, es Caonabó quien lleva la parte trascendental de la obra.
Excelente reseña.