Enero es un mes sumamente agobiante y estresante para mí. Tanto que no me deja ni mucho tiempo ni muchas ganas para leer, así que agradezco los libros compuestos por relatos de los que puedes leer un par en la cama y en los que cada uno te transporta a un lugar y situación distintos al anterior y al siguiente, sin necesidad de continuidad en la trama.
Animales urticantes es uno de esos libros. Formado por quince relatos, de extensión variable, desarrolla universos personales en los que se repiten las componentes de los rencores acumulados, los deseos de venganza, las decisiones mal tomadas y sus consecuencias y el peso de la culpa, principalmente.
Carolina Sarmiento escribe clarito, sin el refugio de las metáforas u otros artificios, (¿porque, si algo se puede hacer bien de forma clara y directa, para qué coño vamos a complicarnos? Fuera tonterías) y se agradece.
“Ese verbo: matar. Tan temido y a la vez tan al alcance. Dos sílabas fáciles de ejecutar”.
La mayoría los relatos, salvo un par si no recuerdo mal –uno ambientado en un futuro distópico y otro en un pasado agreste no muy lejano– suceden en la actualidad y nos cuentan situaciones que bien podrían ocurrirnos o habernos ocurrido a cualquiera de nosotros.
De todos ellos, y sin menospreciar al resto, me quedo con:
–Querida hija: porque está muy bien escrita, por ser una historia contada con alguna nota de humor (estrés, estreñimiento…) que contrarresta la tragedia, y por la naturalidad con la que se nos transmite la información (cosa esta que sucede en los quince relatos).
–Pequeñas venganzas rurales: por saber expresar que a veces, una tontería, un ruido, una insignificancia, repetidos hasta la náusea, puede desestabilizarnos, accionar el clic de nuestro cerebro y provocar ese secuestro límbico que nos vuelve locos y capaz de hacer cosas de las que luego nos arrepentimos. Una historia magistral, bien desarrollada y finalizada.
–Motivos para un pacto: porque empieza como empezamos muchos todos los días: con un despertador que no oímos o que no nos suena y yendo a la carrera para no llegar tarde al trabajo. Por ese momento laboral de camaradería y sentido de pertenencia a un grupo ahora sí, ahora no. Por el giro y descripción de esas ganas que todos hemos tenido alguna vez de matar a alguien, sobre todo niños crueles y tocacojones.
–Resistencia: De nuevo los niños, aunque sea solo al principio, antes del giro hacia una venganza personal y merecida, que esta vez ejecuta un policía, y en donde sentimos su ira, su rabia y sus ganas de hacer justicia a su manera. (Por cierto… ¿Lopetegui? ¿Jugador del Osasuna y no como portero? No sé yo, pero vaya…)
En resumen, una colección de historias a la que merece muy mucho la pena acercarse. Sarmiento sabe conectar bien con el lector, sabe qué teclas pulsar en cada momento para hacernos rabiar y saltar junto con el protagonista de turno y, sobre todo, sabe qué hacer para entenderlo.
Animales urticantes es la primera obra narrativa de la autora, (que ya había publicado un poemario, IKIRU) y espero que siga por este camino, porque talento y material tiene de sobra.