Aún queda mucho por decir, de Rose Aüslander
No es lo habitual, pero voy a contarles parte de la intrahistoria de esta reseña, creo que es lo suficientemente descriptivo como para que les resulte relevante. Tengo una libreta para anotar cosas relacionadas con las cosas que leo o escribo, lo cual es muy práctico si en un momento dado quiero recordar alguna frase que me llamó especialmente la atención, para incluirla en la reseña por ejemplo, ya que mi memoria es de las que pasarían desapercibidas en una piscifactoría. Cuando comencé a leer Aún queda mucho por decir, comencé a anotar versos, a veces poemas enteros, y a hacerlo francamente emocionado, porque ése de Rose Aüslander no es un libro que se lea sin consecuencias, pero pronto me di cuenta de que de continuar así más que leerlo iba a transcribirlo, así que decidí dejar de anotar como lo estaba haciendo y dejar constancia en el cuaderno únicamente de los número de página en los que había algo destacable. Pero finalmente me di cuenta de que si todo es destacable en realidad no destaca, de forma que era más apropiado sencillamente disfrutar de la lectura y, en caso de necesidad, volver a la obra completa, que es emocionante toda ella, más aun si se le suma la visión de conjunto. Y oigan, que los Moleskines tampoco son baratos y hay muchas lecturas que necesitan su espacio. Así que relajadamente y con el corazón bien abierto, me decidí a leerlo centrado únicamente en disfrutar de la experiencia, y les recomiendo que hagan ustedes lo mismo desde el principio. Si yo no consigo convencerles de la idoneidad de esta idea lo hará Rose Aüslander con sus textos, así que permítanme que les ahorre algo de tiempo. Fin de la metareseña.
Alguien capaz de mirar al mundo cara a cara, a los ojos, y decirle que no es libre, capaz de decirle Léelo / negro sobre blanco / mi sueño y yo / somos más fuertes / que tu veleidosa voluntad, alguien capaz de decir el futuro / escribe poemas / en mi memoria es alguien que no escribe poesía, sino que la respira. La vive. La sueña. Y lo hace, como ella misma dice como muestra de compromiso con los que sufren, “en la lengua de los asesinos”, en alemán, de forma que en cierta manera redime a la lengua y lo que vive en ella de muchas de las cosas que se han hecho en su nombre. Infantil esfuerzo / mantener abierto / el diluvio dice Rose Aüslander, y sin embargo sale triunfante del intento, mantiene abiertas las aguas con sus poemas y construye a su través un pasaje seguro por el que transiten los que aman y los que sufren. Los que, parafraseándola, entierran su muerte diaria en la palabra resurrección.
No te preocupes
Por mi muerte
Yo viviré
también
bajo la tierra
Ella me alberga
me guarda
en su aliento
Juntas
crecemos
Rose Aüslander, con palabras tan intensas como sencillas, da voz a los oprimidos, se enfrenta a la muerte y al totalitarismo guardando la luz a buen recaudo, regalando esperanza. ¿Se puede ser tan azul / después de tantos años negros?, se preguntó en un poema. Y con todos ellos se respondió que sí. Y lo escribió. Y es posible que tuviera razón cuando dijo que Aún queda mucho por decir, pero tengo bastante claro que quien lo diga lo tendrá difícil para hacerlo de una forma tan sencilla, hermosa y plena de esperanza como la de Rose Aüslander.
Andrés Barrero
@abarreror
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