La lectura a veces es también un estado de humor. No todos los libros son para todas las ocasiones. O al menos no necesariamente. Empecé a leer La maldición de Lono porque realmente necesitaba ese punto canalla, delirante y loco de Hunter S. Thompson que había conocido ya en Miedo y asco en Las Vegas. Para entonces, el creador del periodismo gonzo –ya sabéis, aquel que consiste en vivir en primera persona la noticia en vez de experimentarla por terceros– había hecho las maletas, había dejado atrás las máquinas tragaperras, las luces y las habitaciones de hotel destrozadas y se había comprado un billete con dirección a Hawái para cubrir la maratón de Honolulú.… Leer la reseña completa del libro "La maldición de Lono, de Hunter S. Thompson" “La maldición de Lono, de Hunter S. Thompson”
Mientras haya bares, de Juan Tallón
A Juan Tallón lo leo a menudo en dosis de 140 caracteres y a veces un poquito más. Especialmente cuando escribe en rojiblanco, aunque nunca he sido demasiado fetichista de los colores en según qué otros contextos. Como me gusta lo que dice y, en particular, cómo lo dice, siempre he tenido la curiosidad, aunque no la ocasión, de leer alguna de sus novelas. Sucede que cuando ya estaba casi decidida a hacerme con un ejemplar de El váter de Onetti, apareció Fin de poema, aunque no sé si precisamente en ese orden, y terminé bajando al bar. Metafóricamente, claro.… Leer la reseña completa del libro "Mientras haya bares, de Juan Tallón" “Mientras haya bares, de Juan Tallón”