Aún nos encontramos en una fase muy rudimentaria de nuestro desarrollo evolutivo como especie. Aún carecemos de una palabra para definir la tristeza que supone acabar un libro que no quieres dejar ir. Todavía nadie ha establecido grupos de autoayuda para reconfortarnos entre nosotros por la pérdida de una serie de personajes de carácter ficcional. Y aunque los hechos experimentados tengan una naturaleza de carácter fantástico o ilusorio, lo cierto es que la risa o la melancolía no pueden ser fingidas cuando no hay nadie más en la habitación. Cuando eres tú y la historia los únicos que quedáis despiertos después de que todo el mundo se haya marchado a casa.… Leer la reseña completa del libro "Relojes de hueso, de David Mitchell" “Relojes de hueso, de David Mitchell”