Salvo aquéllos que prefieren dejar esos asuntos en manos de la escuela, todo padre sabe que, en algún momento, tiene que hablarle a su hijo acerca de los pajaritos y las abejas. En una sociedad como la actual, donde el sexo es ubicuo, es importante tratar este asunto con franqueza y naturalidad. Pero los padres tenemos también otra decisión mucho menos sencilla y, lamentablemente, en este mundo en que les ha tocado vivir, cada día más ineludible: ¿cuándo les revelamos a nuestros hijos el lado más monstruoso del ser humano? Y sobre todo, ¿cómo lo hacemos?