Quizá alguien lo vea como un insulto -a cuál de los dos autores, lo dejo al arbitrio de cada uno-, pero las primeras páginas de Departamento de especulaciones me retrotrajeron a mis lecturas de aquellas obras de Ray Loriga cuando Ray Loriga era un escritor joven, muy pop y muy fragmentario y sus libros eran como caleidoscopios o como viajes en montañas rusas. Aquellos libros eran como puzzles de colores en diversos grados de ensamblaje o desensamblaje. Es un tipo de literatura que algunos tachan de fácil (o facilona) y sin mérito, pero es innegable que tiene su encanto.