La viuda descalza, de Salvatore Niffoi
Me lo trajeron a casa una mañana de junio, degollado, descuartizado a hachazos como un cerdo. Ni una gota de sangre le había quedado. Dos mitades que para unirlas no habría bastado un ovillo de bramante negro, de ese que utilizan los zapateros en las empellas de los cosinzos de cuero. El perro daba vueltas alrededor del níspero y gruñía enloquecido de miedo. Lo tendí sobre la mesa de granito del patio, la que usamos para las fiestas grandes, y lo lavé con el chorro de la manguera.
Tienen ganas, incluso necesidad de saber cómo continúa, ¿verdad?… Leer la reseña completa del libro "La viuda descalza" “La viuda descalza”