Chronic City, de Jonathan Lethem
Una novela densa, ambiciosa e imaginativa que tras su aire pynchoniano esconde una llamada de atención sobre el conformismo y la manipulación en nuestra sociedad.
Son muchos los escritores que tarde o temprano sienten la tentación de escribir la “novela total”, y no faltan los que terminan por caer en ella (algunos incluso, en lugar de terminar, inician su carrera con esa pretensión). Tampoco escasean los títulos que pretenden ser “totales” o que se publicitan con ese reclamo. Pero, ¿qué es una “novela total”?
En teoría es aquella obra que abarca todos los aspectos de la naturaleza humana hasta alumbrar un universo cerrado y completo que se justifica a sí mismo. Para ello, algunos autores intentan crear un artefacto místico que acumule toda la sabiduría de su tiempo oculta bajo complejas claves: un Ulises que alimente hasta el infinito las interpretaciones de los eruditos; otros prefieren perseguir ese mito inalcanzable llamado “la gran novela americana”, un inmenso retablo realista en el que se retratan todos los aspectos posibles del sueño americano (y de su reverso); para los más clásicos se trata de un novelón enciclopédico lleno de personajes, historia, amor, psicología, aventuras… como Guerra y paz. O puede ser cualquier novela de Pynchon, claro.
Sea cual fuere el camino elegido, el fracaso está garantizado en lo que se refiere a la “totalidad” de la obra; el formato de una novela no da para contener el universo. Pero en el intento han nacido algunos de los mejores títulos de la historia de la literatura, como los mencionados. Por eso merece la pena prestar atención a escritores como Jonathan Lethem, que también ha querido probar suerte. En realidad es un intento restringido, pues Chronic City pretende ser la “novela total” del Manhattan de principios del siglo XXI, pero no hay que restarle mérito al autor, porque para coronar esta cumbre ha elegido la ruta más difícil: la de Pynchon.
Si usted quiere darle brillo y glamour a una fiesta, a un cóctel o incluso a un funeral, el invitado ideal es Chase Insteadman. El que en su día fuera actor infantil en una serie televisiva de gran éxito, hoy se ha convertido en un tipo encantador y mundano que trabaja de “cara conocida” en actos sociales. Además, su prometida Janice es uno de los astronautas trágicamente atrapados en órbita desde hace meses en la Estación Espacial, desde donde le escribe apasionadas cartas que el público devora mientras espera con el corazón en un puño su rescate, como si se tratase de un reality show más. Esto no sólo ha multiplicado la popularidad de Chase, sino que además garantiza que en cada velada a la que sea invitado para “rellenar las grietas de la fachada social” protagonizará un buen rato de conversación animada y morbosa en torno al drama de la popular pareja.
Chase es conformista, inocentón y superficial; siempre va a remolque de los demás. No es que sea feliz, pero se ha acostumbrado a esa existencia tranquila y cómoda como actor de reparto de la escena social neoyorquina, así que prefiere no hacerse preguntas.
Pero cuando conoce a Perkus Tooth, un antiguo crítico musical underground que se hizo famoso por empapelar la ciudad con sus desquiciadas invectivas, el cascarón que protege a Chase comienza a resquebrajarse, dejando a la vista un Manhattan oculto, heredero de la Gran Manzana de finales de los setenta, un lugar vivo y creativo, una fruta que está siendo devorada a grandes mordiscos por el Manhattan del dinero y de los privilegios, que pretende acabar con los pocos “gusanos” que, como Perkus, sobreviven de la época gloriosa. Ya nos lo advirtieron los Rolling Stones:
Uh-huh, this town’s full of money grabbers
Go ahead, bite the Big Apple, don’t mind the maggots, huh
Shadoobie, my brain’s been battered
A tan sólo unas calles de los apartamentos de mullidas alfombras donde los ricos celebran sus fiestas, en la infecta cueva donde vive Perkus enterrado bajo montañas de oscuras novelas, discos viejos, cintas de video y cajas de marihuana, Chase escucha a su amigo perorar incansablemente, como un gurú de la cultura pop, acerca de la televisión, el cine o la política, mientras se alimentan a base de café, hamburguesas y maría a partes iguales.
Perkus ha tejido una tupida red de referencias culturales cruzadas (de Mailer a Bernhard, de Chet Baker a los Rolling Stones, de Brando a los Pequeñecos) que sostiene su propia teoría de la realidad; una teoría ingeniosa y paranoica que cuestiona la realidad misma, o al menos la apariencia de esta. Una teoría que, para desesperación de Chase, cambia cada semana. Perkus, cuyo poder de sugestión es superior al de la hierba, arrastra a Chase a un permanente estado de revelación en el que sus descabelladas ideas funcionan como una lente con la que observar la realidad no sólo con mayor detalle, sino también con una textura diferente, más real, más viva.
Pero mientras más atentamente observan la realidad, más se desmorona, dejando entrever las contradicciones del mundo perfecto y plácido en el que Chase creía vivir. A fin de cuentas, quizá Perkus tiene razón porque, ¿cómo podemos estar seguros de que lo que percibimos es real o, al menos, no está manipulado? ¿Cómo puede tener Chase la certeza de que la farsa social que vive el encantador prometido de la valiente astronauta no es un papel más en su carrera de actor, una función que se representa en los periódicos ante la mirada de toda la ciudad? ¿Qué certezas podemos tener nosotros mismos sobre nada?
This town’s been wearing tatters (shattered, shattered)
Work and work for love and sex
Ain’t you hungry for success, success, success, success
Does it matter? (Shattered) Does it matter?
I’m shattered
Chronic City es una novela ambiciosa, compleja y plagada de referencias –reales e inventadas–, pero su lectura es fresca y dinámica. Jonathan Lethem recrea en ella un Manhattan reconocible, con sus calles numeradas, sus tiendas, sus restaurantes, sus museos, pero a la vez irreal, onírico, rodeado de una neblina gris que se pega a la ropa y asolado por un invierno interminable y por un extraño tigre que se ha convertido en algo cotidiano.
Sobre este escenario al que se le ve el cartón-piedra, Lethem ha convocado a una extravagante corte de personajes arquetípicos de los que el autor se sirve para construir una especie de parábola que, en última instancia, esconde una velada crítica al poder del dinero y de los medios y a la vida sonámbula, conformista e insensible que vivimos.
Todo en Chronic City tiene un aire ligeramente pynchoniano, pero es sólo eso, un guiño, un parecido superficial, como el de un chico que imita la pose de su hermano mayor y se pone su ropa, pero que, en realidad, posee una personalidad muy diferente, menos fantasiosa, más melancólica y amarga. Lethem sabe que a Thomas Pynchon sólo se le puede hacer referencia de refilón, porque cualquier intento de imitarle está abocado al fracaso más vergonzoso, así que lo emplea como un referente más.
Pride and joy and greed and sex
That’s what makes our town the best
Pride and joy and dirty dreams and still surviving on the street
And look at me, I’m in tatters, yeah
Con una acción que se desarrolla en unos pocos meses, en un ámbito geográfico muy reducido, con muy pocos personajes relevantes, a pesar de la gran cantidad de nombres citados, Chronic City tiene, sin embargo, características de novela épica, de saga: Moby Dick con un actor superficial y porrero en el papel del capitán Ahab, persiguiendo a la verdad (a fin de cuentas su nombre es Chase) en lugar de a una ballena.
Al final, como era de esperar, Chronic City no es la “novela total”, pero es una magnífica obra que el lector comienza fascinado por el despliegue de imaginación de Perkus y divertido por la ingenuidad de Chase, personajes a los que inmediatamente coge cariño, para después intrigarse por los extraños acontecimientos que se van sucediendo y finalmente reflexionar con detenimiento acerca de cuestiones tan trascendentes como la búsqueda de la verdad o el sentido de la vida. Un texto sugerente, capaz de hacernos comprender que lo importante no es cazar la ballena, sino renunciar a la comodidad y a la seguridad de las verdades prefabricadas y salir a perseguirla sin tregua; mejor fracasar siendo marinero que triunfar como un pez de colores en un acuario.
Ahhh, look at me, I’m a shattered
I’m a shattered
Look at me- I’m a shattered, yeah
Javier BR
javierbr@librosyliteratura.es
Guau. Me he quedado pensando en el término de “novela total” y por dónde puede empezar un escritor para conformarla. El tema de renunciar a la comodidad y salir a buscar una explicación diferente es un tema recurrente en muchos libros de ciencia ficción y afines.
Me interesó mucho esta propuesta, gracias por acercarla.
Saludos!
El concepto de la novela total es algo más teórico que práctico, puesto que no es posible que una novela contenga todo aquello que necesita para justificarse, es decir, que forme un universo que no precisa de nada externo para existir. La propuesta de Lethem es muy interesante, por tiene un cierto aire de novela total y, sin embargo, su lectura es entretenida y dinámica.
Gracias por tu comentario, Georgina.
Chronic City es una novela sólida. Es un planteamiento ingenioso. Sus personajes tienen mucho encanto. Pero a mi no me acaba de gustar. Por mucho que quiera camuflar la narracion haciendola dificil para el lector con mucha fantasia, el efecto final es de solo entretenimiento. Y la seriedad que parece querer imprimir el escritor se diluye en una mezcla de escenas locas y en ocasiones algo confusas.
Chronic City no es una mala novela, pero el talento de Lethem da para mucho más que esto.
Tengo un amigo que siempre me recomienda La fortaleza de la soledad de este mismo autor y me ha hecho gracia tu introducción sobre “novela total” porque él siempre me dice que el único defecto de “La fortaleza…” es que no llega a ser esa gran novela americana que el autor pretendía. Y creo que ese concepto de “gran novela americana” está muy en la línea de ese concepto de “novela total” del que hablas. Voy a tener que investigar si mi amigo ha leído ya este libro, que si no lo ha hecho, tengo ya regalito para su cumple, que está muy cerquita. Y de paso luego me presta el libro. ¡Está todo pensado!
Besotes!!!
Esta reseña y la de “mientras agonizo” las voy a leer; pero como ambas son largas y en cinco horas me tengo que levantar a trabajar, hoy solo te aviso que leeré las dos y las comentaré como se merecen; y no lo digo solo para cumplir, porque además QUIERO leerlas; el sábado las leo seguro, y firmo; saludos!!!
A mí no me dio la sensación de que en “Chronic City” el autor trate de disimular una lectura ligera haciéndola difícil, entre otras cosas porque no me pareció difícil (ambiciosa y densa sí, pero fácil de leer) y porque a pesar de tratar de abarcar muchos temas (de ahí lo de la novela total) no creo que la intención de Lethem fuera profundizar mucho en ellos, sino más bien dar una visión general.
En todo caso, no puedo decir nada sobre si Lethem da más de sí o no, porque de él sólo he leído esta novela, pero no es la primera vez que leo que sus obras anteriores son mejores. De hecho, pienso hacerme con alguna de ellas en cuanto pueda ¿cuál me recomendarías?
Es un buen plan, Margarita. A mí me han quedado ganas de seguir leyendo a Lethem, así que un día de estos me pondré con “La fortaleza de la soledad” o con otros que me recomienden.
Gracias por tu comentario.
Esperaré impaciente a que llegue el sábado. Y espero que te gusten, porque las dos reseñas que mencionas son un poquitín “espesas”. Saludos.
Tu frase final es genial.
La verdad es que en la primera mitad de la reseña pensaba: no leeré este libro; pero al final me dieron ganas, porque decís que se lee fácil, cosa que no percibía al comienzo; y para es importante que un libro sea fluido, que no hace falta ser complicado para escribir bien, sino pregúntale a Gabo, creador de unas novela total, Cien años de Soledad; una novela total tiene que estar muy bien escrita, es casi imposible, como decís. La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, Los Miserables, de VH, ufff… que grandes novelas que aspiraban a lograr la novela total; viva la literatura, JBR!!!!
Sí, es un libro que se lee con facilidad, es decir, es complejo en cuanto al fondo, pero no en cuanto a la forma. Y Lethem ha sido un descubrimiento; pienso repetir.
Gracias por tu comentario, Roberto.
Este libro encierra los temas que subyacen hasta en las sociedades más perfectas -humanas al fin- y que tanto me atraen. Tu reseña es magnífica, Javier, mil gracias por descubrirme a este autor.
¡Un saludo!
Gracias a ti por tu comentario, Andrómeda. Chronic City es un libro muy interesante. Por una parte retrata una sociedad muy parecida a la nuestra, pero exagerando algunos detalles consigue convertirla en una especie de caricatura. Pero a medida que avanza la novela se vuelve más amarga y termina siendo una crítica despiadada. Por otra parte, su argumento y su desenlace son realmente ingeniosos.
Saludos.