Ciencias morales, de Martín Kohan
Los extremos nunca son buenos. En eso pensaba cuando leía Ciencias morales de Martín Kohan. Si hay un libro que lleva la situación escolar a una rigurosidad extrema, es este. Cuando lo encontré entre los libros que la mamá de una amiga le había pedido que le comprara, no tuve dudas en que se trataba de un libro que desde el título y el contexto, me iba a atrapar.
María Teresa es preceptora en el Colegio Nacional de Buenos Aires, institución reconocida por su historia y por el nivel académico de los estudiantes que allí ingresan. Es el año 1982, fines del gobierno militar y principio de la Guerra de Malvinas. En el colegio, a los alumnos se les exige una presencia física de 10 puntos y un comportamiento por encima de la excelencia.
Las tareas de corregir la vestimenta de los alumnos (¡Medias azules pero que no sean de tela de toalla!), de verificar el largo del pelo, de saludar de pie a cada profesor, de establecer un contacto no muy cercano pero tampoco tan lejano cuando se toma distancia en la fila, recaen en el grupo de preceptores. Cuando sale de ese mundo estricto, de silencio entre las paredes, María Teresa vuelve a su casa mientras recibe postales de su hermano, preparado para ser llevado a las Malvinas.
Querer demostrar la rigidez reinante de la época, lo que todos callan pero que se sabe, el claro acatamiento de las reglas porque salirse de la norma significa la tragedia, parece ser el objetivo de la historia. Si bien hay escenas que chocan por el relato puntilloso que se hacía de ciertos comportamientos del ser humano, también en esos actos simples se muestra la rigidez, la exigencia pero también la necesidad del ser humano de romper el status quo establecido. Y del goce que ello significa.
La redacción es prolija, literaria pero hay escenas que chocan y resultan un tanto fuertes. Ilustrar hasta que punto se compara la situación del colegio con la situación del país, es la esencia del libro. El no trasgredir las normas, el control exhaustivo, el pedido de una perfección inexistente y también el abuso del poder. En esto, más allá de la potencia de la escena, sin duda es donde más claro se ve.
El período de la historia argentina ilustrado en el libro es el gancho que te invita a leerlo junto con el lugar, el hecho de tratarse de un colegio de gran importancia te atrae aún más. Está escrito de forma prolija, incluso en las escenas que a mí me chocaron por ser demasiado gráficas, no puedo negar que este autor logro su objetivo de una forma sutil. Una escritura en la medida justa, necesaria para este tipo de historias porque es claro que los extremos no son buenos.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
Rosario:
me parece un libro interesante, sobretodo, porque refleja a una sociedad en el filo de una guerra…y como se vive esto desde dentro. Trataré de encontrarlo por aquí.
¡Gracias!
Ale
Los extremos no son buenos, cuánta razón tienes. Y es que cuando se coartan las libertades personales, se pierden todas las razones.
Intenaré localizar este libro que me ha parecido muy interesante
Un besico!
Me ha encantado la reseña y me han entrado unas ganas enormes de leer el libro, a ver si puedo encontrarlo en la biblioteca. Me parece una historia dura pero muy buena para conocer esa parte de la historia de Argentina y cómo se vivieron todos esos extremismos y falta de libertad desde dentro, desde los más afectados. Gracias por descubrirnos este libro. Saludos.
Cuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com
Gracias por sus comentarios!
Y que alegría me da poder hacerles llegar autores argentinos que los hay muy buenos y nuestra historia permite armar relatos muy increíbles!!!
Si lo encuentran, ya me contarán que les parece!
Saludos!
Esta bueno pero necesitaría algo mas completo,alguien sabe donde se puee conseguir?