Clásicos infantiles
¿Qué seríamos de adultos si no hubiéramos tenido libros de pequeños? Historias de todos los tamaños que llenaban nuestras estanterías. Libros con los que descubrir que había otro universo, el de las historias de fantasía. Por ello, en LibrosyLiteratura queremos ofreceros, en esta sección, relatos que se han convertido ya en parte de nosotros. Una selección de algunos de los Clásicos Infantiles que permanecerán en nuestro corazón, en ese alma que todo buen lector guarda agazapada, siempre intentando buscar aquello que le hizo feliz, que le hizo imaginar, y que podrá compartir en un futuro con otros niños pequeños como lo fue él, o también con los adultos. Porque una de las mejores formas de comunicarnos es mediante los libros, mediante sus palabras.
La bella historia de un muñeco que busca ser un niño de verdad, y de cómo el amor puede convertir tus sueños en realidad.
¡Disfrutadlo!
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Título: Pinocho
Autor: Carlo Collodi
Ilustrador: Richard Johnson
Editorial: Macmillan
Género: Cuento Pop-Up ilustrado
ISBN: 9788479427825
Páginas: 16
Querer a alguien. Desearlo con todas tus fuerzas. Y después, hacer todo lo posible por seguir a su lado. Son sentimientos que, la mayoría de nosotros, hemos sentido alguna vez. Esa necesidad de querer a la gente que nos rodea y que los demás se sientan queridos por nosotros. Eso es el amor, así nos comunicamos. Una caricia en mitad de la noche, un beso de despedida, o un abrazo a alguien que no vemos en mucho tiempo. Nos relacionamos, y esas mismas relaciones son las que forjan parte de nuestro carácter.
Gepeto siempre quiso tener un hijo, pero la vida no se lo permitió. Es entonces cuando decide crear un niño de madera. El Hada Azul, viendo las lágrimas del fabricante de juguetes, se apiada y hace realidad su sueño: da vida a su muñeco. Lleno de alegría, Gepeto le trata como un hijo y le llama Pinocho. Pero éste se encuentra triste, porque él quiere ser de verdad, no de madera. Es entonces cuando El Hada Azul le promete que si aprende a amar de forma desinteresada, le convertirá en un niño de carne y hueso. Pero el mundo es un lugar oscuro, y en él, nuestro gran amigo Pinocho descubrirá que no todas las personas están dispuestas a ayudarle. Con la voz de su conciencia al hombro, descubrirá que el amor, es una prueba difícil, pero satisfactoria al final.
Tener miedo a nuestras emociones. Y sentir dentro que, si fallamos a alguien, no estaremos actuando de forma adecuada. Pero antetodo, una historia sobre lo que guardamos dentro del corazón, aquello que no puede verse fácilmente, porque lo guardamos bajo un candado de siete llaves. Sólo a través de las lágrimas podremos ofrecer un formato físico a la historia, a crecer. Porque en la vida hay que aprender a sacrificarse por lo que queremos, no olvidar nunca lo que se tiene o lo que has aprendido, porque sino, como Pinocho, nos convertiremos en pequeños burros que utilizar a nuestro antojo. Es esta la historia de un viaje interior, al interior de todos nosotros, a través de los ojos de un niño de madera que se pierde, que crece a través de las malas elecciones, pero que guarda en su interior lo que no debemos perder nunca, por mucho que se empeñen en ello: querer. Un verbo corto en letras, pero muy grande en sentimiento.
Porque en este cuento, ¿para niños?, sentiremos el engaño, las malas artes de aquellos que intentan aprovecharse de la sencillez, del buen corazón. Pero también es un cuento sobre el aprendizaje, sobre lo que es convertirse en mayor, sobre el amor dado y recibido, y sobre la fantasía que nos puede recorrer cada parte del cuerpo para divertirnos. Un lujo de historia que nos regaló Carlo Collodi y que está minuciosamente editada por parte de Macmillan. Un pequeño relato que nos recuerda por qué las grandes historias, aquellas de las que todos hablamos y que recordamos a pesar de los años, permanecen ahí, esperando, disfrutando de nuestra compañía para que, en algún momento, en ese instante adecuado que es la vida, la compartamos con el mundo.
Un viaje a nuestro propio corazón. Una lágrima que resbala por nuestra mejilla y nos descubre que estamos hechos de carne y hueso, que sentimos, que somos seres con capacidad de emocionarse, de sentir, y en definitiva, de vivir. Por que al final, ¿qué seríamos sin el amor? ¿qué seríamos sin crecer, siempre siendo niños, y sin saber lo que queremos de verdad? Tal vez muñecos de madera que, como en Pinocho, buscan su lugar a toda costa, sin conseguirlo.