Cometas en el Cielo, de Khaled Hosseini
Antes de nada, he de decir que no me he leído el -seguro excelente- post de mi compañera acerca del mismo libro. Quería plasmar lo que pienso sin los inevitables posos resultado de la lectura de otras opiniones. Eso sí, en cuanto acabe esto, me voy directo a ese post.
Y ahora volvamos al libro.
Esto es un desastre. O bien los años me están convirtiendo en un sensiblero, o bien la lectura de la Elegancia del Erizo ha tenido unas consecuencias en mi vida más perversas de lo que cabría esperar. Sea por una razón u otra, debo reconocer que las he pasado canutas para que no se me escapara alguna lagrimilla mientras leía este libro. En varios tramos he tragado saliva, he sentido cómo mi nuez se secaba y se hacía enorme en mi garganta, y he tenido que cerrar las tapas del libro y levantar la vista hacia la ventana para escapar de un escenario bastante embarazoso dentro de un vagón de tren. La historia me calaba hondo, me imbuía de tal forma en la relación y sentimentos padre/hijo y en las elucubraciones del protagonista, Amir, que las hacía mías por momentos.
Para aquel que aún no haya visto la película (la estrenaron en 2007, algunos años después del libro), le describo un poco la historia. Dos niños que crecen en Afanistán. Dos vidas paralelas pero con un destino muy distinto. El destino del señorito y el destino del sirviente. Hasta ahí todo normal. Una historia como tantas. Mézclalo con una cultura tan especial como la afgana (por cierto, si vais a Londres os aconsejo el diminuto restaurante The Afghan Kitchen), remuévelo con un país que lleva en guerra los últimos 50 años… y el resultado será este magnífico cóctel.
Que gran libro. De verdad. Es el don de describir con sencillez la cosas complicadas. Este libro rebosa esa sencillez; limpieza de artificios literarios. Es la candidez hecha palabra. Es la experiencia de la vida descrita con la claridad mental de un niño y la experimentada pluma de un hombre. De muestra un botón: “…por su manera de sonreir […] se llegaba a la conclusión de que se trataba de un hombre que pensaba que el mundo había sido bueno con él”. Las cosas se pueden decir de muchas maneras, pero esta forma es tan simple, tan de verdad… Expresiones como esta provienen de la sabiduría que da la experiencia de la vida, no de la erudición obtenida del estudio. Y este libro está plagadito de expresiones así.
Señores. Señoras. Vayan a su librería. Compren este libro. Y disfruten.
Francisco Sánchez Cid (twitter: @LightMyWay78)
Yo éste lo quiero para después de verano :o)
Bueno, también es una buena elección “durante” el verano 😉
a mi me gustó mucho este libro, y a diferencia de tí, dejé que las lágrimas fluyeran…¡no te cuento todos los kleenex que necesité! lo disfruté muchísimo.
¡Saludos!
Ale.
Que tal Ale.
Que quede entre tú y yo. Si no hubiese estado en un lugar público y rodeado de desconocidos, me hubiese sumado a tu fiesta del Kleenex.
Es curioso. Porque no creo que se trate de un libro empalagoso, ni tierno como el Pan Bimbo. Pero te llega adentro como pocos.
Ayer en mi librería un hombre compró este libro, y le comenté que las dos personas con las que yo compartía blog me habían hablado bien de él. Su comentario fue que no le gustaba leer este tipo de libros, pero que tantos amigos y tantas críticas buenas le habían generado unas expectativas altísimas.
Es una de mis próximas lecturas.
Pues este no me lo he leído, aunque leí hace poco Mil soles espléndidos, del mismo autor, y me pasó como a ti, aunque al final no pude reprimir las lágrimas. Son libros muy duros pero muy necesarios, y además escritos con una gran delicadeza. Cuando me recupere del anterior, me leeré este otro 🙂
Saludos
Muy buenas paisana (y te digo paisana porque hasta hace poco remoloneaba por Córdoba y Málaga…),
La verdad es que tengo ese libro en la lista de pendientes, con una marca roja enorme. Me han hablado muy bien de Mil Soles Espléndidos, y si tú te sumas a la recomendación, creo que ya no me quedan excusas.
Creo que has resumido bien el estilo de este tipo. Escribe duro, pero con gran delicadeza.
Un saludo!
Hola:
En respuesta a vuestro comentario en mi blog, mandaros un saludo muy cordial y deciros que, por supuesto, de acuerdo con el inercambio de enlaces. Ya lo tenéis puesto allí.
Un saludo!
Hace poco lo terminé de leer a Cometas. En realidad llegó porque una de mis amigas, Iael, me acompañó a comprarle un regalo a mi mamá. Me recomendó el libro y dps de luchar entre Cometas y Mil Soles, me decidí por Cometas.
Mi mamá lo leyó y hacía tiempo que no la veía insistiendome de esa manera para que viera un libro. De hecho dice que la movilizó mucho y que realmente hacía tiempo que no leía un libro así.
Cuando lo tomé, mis expectativas eran altas. Ahora que lo terminé debo decir que mi movilización no fue tan extrema como la de mamá. Quizás porque yo lo capté más desde el lado que me interesa, dsde lo cultural y no desde las emociones humanas.
Cuando hablas de levantar la vista, hay un momento específico en donde me quede boquiabierta y dije: NO PUEDE SER. Y tuve que cerrarlo y esperar.
A mi me enseñó muchas cosas sobre los afganos, cosas en las que estaba muy equivocada.
Coincido es que está tan naturalmente escrito que te atrapa y se consume con rapidez. Y eso lo hace quizás más atractivo, que no abusa del dolor para contar una historia que es dura. Te lo cuenta y te moviliza sin que el autor tenga que ahondar en nada.
Coincido en que hay que leerlo, también es una forma de entender a una región (o intertarlo) o no “meter todo en la misma bolsa” sin saber bien de que hablamos.
Una lección de vida.
Que tal Rosario!
Tras leer tu comentario me quedo pensando en que, dejando a un lado el hecho de que es un gran libro y como tal le puede gustar a cualquiera, quizás hay una audiencia más concreta a la que le llegue más adentro.
De un lado a nuestros padres, que se ven reflejados a veces en la dureza y en los errores que comete el propio padre del protagonista. Pero también en el enorme esfuerzo y entrega que se oculta tras esa fachada de dureza.
Y de otro lado aquellos que ya hemos salido del nido familiar y, volviendo la vista atrás, comprendemos muchas de las cosas que antes nos parecieron injustas o egoístas por su parte.
En este sentido, este libro es una invitación a echar la vista atrás, y a identificarte con una relación padre/hijo que en una sociedad tan lejana como la afgana, se acerca a la nuestra más de lo que pensábamos.
Acabé anoche de leer este magnífico libro. Como dijo alguien antes, dejé que las lágrimas rueden por mis mejillas, me restregué los ojos y seguí leyendo la historia de Amir. Cómo no hacerlo, si nos habla de la amistad, de las relaciones padre-hijo, del amor a la tierra, de la injusticia que hay en el mundo, y de tantas cosas más. Y todo contado con una simpleza envidiable.
Francisco, una vez más, te hice caso, y lo agradezco.
Saludos
Cuatro años después de esta reseña y de la mayoría de los comentarios y una vez más se demuetra la grandeza de la literatura. Es atemporal. Estoy tan de acuerdo con Francisco en lo que expresa en su reseña que parece que se ha metido en mi cabeza, en mis sentidos y en mis emociones y ha escrito por mí lo que pienso de esta novela (en 2013). Así que poco queda que añadirle. Darte mil gracias por descubrírmela y tienes razón en una cosa, vaya responsabilidad la tuya… a ver que me recomiendas ahora para estar a la altura…jeje, GRACIAS.
Muchas gracias por tu comentario Mercedes 🙂
Es curioso cómo la literatura crea vínculos. A mí me ha servido para descubrir a una magnífica y ávida lectora, y a ti para descubrir una novela que no podías perderte de ninguna de las maneras.
¡Nunca se sabe cuándo ni cómo las lecturas volverán a entrelazar nuestros destinos!