A Julio Cortázar le debo mucho. Le debo, en gran parte, el amor a la literatura. Le debo también quién soy y en quien me he convertido desde que lo leí por primera vez. Y mi deuda con el cronopio no se paga tan solo con que mis dos gatos se llamen Teodoro W.Adorno y Flanelle, como los suyos. Mi deuda con Cortázar va para toda la vida.
¿Vosotros recordáis gracias a qué escritor empezasteis a amar la literatura? Es una sensación maravillosa. Yo leí Rayuela cuando tenía diecisiete años y entonces en mi cabeza algo estalló. Es como si se me hubieran juntado un montón de cables que tenía sueltos, como si gracias a Cortázar empezara a entender quién era yo. “Madre, es usted una exagerada”, diréis vosotros. Puede que tengáis razón, pero no os la daré. Yo necesitaba a Cortázar para entenderme, le necesitaba para comprender que existe otro tipo de literatura, que se puede acariciar el alma solo con palabras. Y ahí, ya completamente rendida, fue cuando empecé a interesarme por él. He leído todos sus libros (y varias veces) y tengo una biblioteca cortazariana bastante interesante. Sé todo sobre su obra y su vida. Pero el cronopio nunca deja de sorprenderme, afortunadamente. Mi fascinación por Argentina y Buenos Aires también se la debo a él. Si alguien quiere pagarme un viaje, así desinteresadamente, estaré encantada. (Ejem).
No sabéis la emoción que me provocó saber que Nórdica Libros iba a publicar este libro. Saber, además, que era obra de Jesús Marchamalo me alegró mucho más, porque me consta y sé que Marchamalo es un cronopio de cepa, de los devotos. A mí Marchamalo ya me había encantado con libros como 44 Escritores de la literatura Universal (por cierto, debo hacerme con su libro Cortázar y los libros, para mi colección). Además es un tipo auténtico, me cae bien.
Que Cortázar venga además presentado en formato de novela gráfica me fascina aún más. Ya sabéis mi devoción por la ilustración. Y aunque no conocía a Marc Torices, sus dibujos me han encantado y ahora no puedo pensar en nadie mejor para haber hecho este libro. Es que les ha quedado precioso, qué queréis que os diga.
Lo que vais a encontrar en esta novela es básicamente la vida del enorme cronopio Julio, aunque básicamente no sea quizás la palabra que debería emplear, porque su vida fue de todo menos básica. Julio vivió la vida que le correspondía, como buen cronopio. Desde los innumerables viajes y estancias pasando por Bruxelas, Argentina, Italia, España, Nicaragua o Cuba hasta sus insólitas y célebres amistades. También están sus amores en esta novela, su familia y sus pensamientos e inquietudes desde que era aún Cocó y no Julio.
Yo podría pasarme la vida hablando de este libro, de Cortázar, la verdad. Pero tengo que recomendaros, con insistencia, que lo leáis. Porque si te gusta Julio Cortázar este libro te encantará. Y si no te gusta o no lo conoces (¡ay, lo que te pierdes!) con esta novela seguro que aprenderás a quererle y entenderle.
Para mí éste es ya uno de mis libros favoritos de 2017 y solo puedo dar las gracias por este precioso regalo.