A estas alturas al señor Paolo Bacigalupi lo conoce todo el mundo; responsable de la multipremiada La chica mecánica, del libro de relatos, también premiados, La bomba número seis y de la novela juvenil El cementerio de barcos, Cuchillo de agua es su última novela.
Ambientada en un futuro cercano -y devastador- Bacigalupi nos propone unos Estados Unidos arruinados, devastados y desmantelados por la falta de agua. Las ciudades a las que no llega agua han sido abandonadas y arrasadas, y en las que aún llega, la población se divide entre los que sobreviven en los suburbios malviviendo del agua de los surtidores de pago y con los que se pueden permitir vivir en los lujosos complejos verticales donde el agua y el aire son de primera calidad, igual que los ingresos de sus inquilinos.
La lluvia no hace acto de presencia desde hace años, la mayoría de los ríos se han secado, así como las reservas subterráneas y los lagos, las grandes ciudades viven de algunas presas que se alimentan de los deshielos, algunos lagos y algún paupérrimo río que aún no está agotado. La guerra por el agua es atroz, los derechos sobre el agua –y las zonas por donde pasa esa agua- son auténticos tesoros que se compran y venden al mejor postor, derechos que se roban, con los que se especula, se chantajea y se asesina. A más derechos sobre agua más poder, más dinero.
Las guerras entre ciudades están a la orden del día, aunque todo el mundo mire hacia otro lado cuando una presa que abastece a otra ciudad explota en pedazos o una depuradora estalla en mil bolas de fuego bajo el impacto de decenas de misiles disparados desde unos cuantos chopperes. Todo este sinsentido ha dado lugar a una sociedad híper-clasista donde la prostitución, los carteles, las mafias y un montón de escoria controlan los suburbios, exigiendo impuestos sobre cualquier venta, negocio, cuerpo o lo que a ellos se les ocurra. Al otro lado de toda esa podredumbre social están los habitantes de las Arcologías Taiyang, los complejos de lujo para ejecutivos, abogados, directivos, capos de los carteles y cualquiera que gane el dinero suficiente para permitírselo. En ese escenario Bacigalupi desarrolla Cuchillo de agua, un auténtico thriller de principio a fin, pasado, eso sí, por el cedazo del americano, por su estilo tan peculiar y que tantas ampollas levanta.
Tres son los ejes de esta historia, podríamos hablar de un protagonista y dos coprotagonistas. Ángel es el actor principal, un tipo rudo, violento, fuerte, un poco el arquetipo de los thrillers, menos guapo –aunque goza de esa erótica del poder- lo tiene todo. Lucy, segunda de abordo, una periodista afamada, lista, que se mueve como pez en el agua en las redes y que no deja de denunciar el estado de putrefacción social en el que está cayendo Phoenix, le preocupa la falta de agua y el futuro de la cuidad. Y la que hace tres, María, apenas una adolescente refugiada de los suburbios que se ve sometida al control de las mafias para poder vivir un día más.
La ciudad de Phoenix, en plena decadencia, es el escenario principal, aunque salen salpicados California, las Vegas, Colorado y algún lugar más. Ángel es un cuchillo de agua, un tipo que se dedica a proteger los intereses de la más temida de las especuladoras de derechos de agua. Su jefa es tan virulenta, impredecible y atroz como un huracán y sus métodos son implacables. Una de las misiones de Ángel se cruzara en la vida de Lucy primero y en la de María después, vidas que quedaran unidas y mezcladas por el interés, la supervivencia y la codicia.
La novela toca temas de primer orden hoy en día: la inmigración, la ecología, la economía, la política, las sociedades de consumo. La trama resalta el tema de la inmigración, ya que el peso del escenario se apoya en esos suburbios plagados de inmigrantes de otros estados donde el agua se ha agotado, inmigrantes –tejanos caso todos- que nadie quiere, que todo el mundo odia, que las mafias asesinan sin pudor, pero que todo el mundo necesita para levantar esos majestuosos complejos de lujo autosuficientes para los más ricos del lugar.
¿A alguien le suena esto de algo?
Bacigalupi, como os comentaba al principio, bebe de la fórmula del thriller para construir esta novela -ritmo vertiginoso, personajes arquetípicos, trama lineal y trepidante, subtrama erótico-festiva, desarrollo predecible y final un poco edulcorado- solo que la adereza con un escenario de ciencia ficción y con su ya comentado estilo personal. Además de unas cuantas escenas bastante crudas. Ese estilo personal al que no dejo de referirme y al que mucha gente no le acaba de pillar el qué, viene determinado porque Bacigalupi lanza al lector a la trama sin ningún tipo de información; nada de infodumps, nada de worldbuilding, nada de descripción de personajes, objetos o cosas así, apenas cuatro pinceladas y la confianza en el lector. A mí personalmente este recurso me encanta, me gusta el desafío que supone y lo prefiero a largos y tediosos párrafos o páginas de explicaciones. Y todo, además, trasladado a nuestro idioma con una fluidez exquista, como viene siendo habitual en las magníficas traducciones de Manuel de los Reyes.
En general, y si ser un amante de los thrillers, sean del género que sean, Cuchillo de agua me parece una fantástica novela de aventuras en primer lugar y una buena historia de juicio y reflexión en segundo, para conocer hacía donde podríamos estar dirigiéndonos, si no nos concienciamos un poco sobre todo lo que nos rodea.