Se calcula que, si todos los músculos del cuerpo pudieran trabajar a la vez, podrían levantar un peso equivalente al de tres elefantes. Y además, africanos. También se calcula que el cuerpo humano contiene suficiente fósforo para hacer 20.000 cerillas. Y un dato que me sorprende bastante menos: el músculo más fuerte para su tamaño es el masetero, que es el que utilizamos para morder y masticar.
Cuerpo humano está repleto de curiosidades, pero no es en absoluto uno de esos libros que consisten en una colección de anécdotas seguida de una serie de trivialidades para dar paso a una recopilación de datos irrelevantes. El subtítulo, Una guía ilustrada de nuestra anatomía, nos da una idea más aproximada del contenido, aunque quizá sea el título original en inglés el que más nos revele qué hace de este libro algo especial. Hélo aquí: Body, the infographic book of us, es decir, que, a diferencia de las guías y enciclopedias de toda la vida, con fotos e ilustraciones siempre lo más realistas posible, Cuerpo humano nos muestra lo que somos a través de infografías.
¿Y por qué va a ser mejor aprender con infografías que con fotografías o con las habituales ilustraciones? Pues ni mejor ni peor, pero sí mucho más claro y fácil de captar a primera vista. Estamos en la era del PowerPoint y del Prezi, y cualquiera que quiera hacer llegar cierta información al público de manera rápida, clara y sencilla, sabe que en una obra de divulgación, dirigida al gran público y no al lector especializado, los esquemas, diagramas y gráficos son, en ocasiones, el medio más eficaz de transmitir dicha información.
Otra de las grandes diferencias entre Cuerpo humano y los libros de anatomía tradicionales podemos encontrarla en el índice. Así, en lugar de esos capítulos, de todos conocidos, titulados “el sistema nervioso”, “digestivo” o “el aparato muscular”, la obra de Steve Parker y Andrew Baker opta por clasificar la información de un modo más global, en el que el cuerpo no es una máquina o un conjunto de engranajes, sino que, más bien, forma parte de un todo que va desde las partículas químicas que lo constituyen a la relación que establecemos con el mundo que nos rodea.
A modo de ejemplo, tomemos el primer capítulo, “El cuerpo físico”, cuya sección “Con la cabeza alta” nos muestra la evolución de la altura de los seres humanos a lo largo de los siglos y en diferentes partes del mundo, así como las posibles causas de dicho desarrollo. En la sección “Es hora de…”, del capítulo “El cuerpo pensante”, podemos ver otro ejemplo de ello. Esta sección se ocupa del reloj biológico de nuestro cuerpo, y nos explica el modo en que la temperatura ambiente o la luz influyen en la sincronización de ese reloj con nuestros sistemas hormonales o endocrinos.
Los otros capítulos, que van desde “El cuerpo químico” hasta “El cuerpo médico”, pasando por el “genético”, el “sensorial”, el “coordinado” o el “creciente”, son igualmente interesantes y amenos y están siempre explicados con apabullante claridad.
En definitiva, un libro excelente para consultar, para aprender y para curiosear, y en el que siempre descubrimos algo nuevo.