No puedo evitar empezar esta reseña volviendo a decir que esta colección de Nórdica Libros me parece una delicia. Hace más o menos un año os hablaba aquí sobre Stefan Zweig, La tinta violeta y, siento repetirme, pero tengo que deciros lo mismo. Vuelven a unirse tres cosas que me encantan: la brillante colección de biografías ilustradas por Antonio Santos de Nórdica Libros, el siempre magnífico Jesús Marchamalo y, en este caso, mi muy querido Miguel Delibes. ¿Qué podría salir mal aquí?
Es una suerte que Marchamalo esté a cargo de redactar las pequeñas biografías de los autores de esta colección y esa suerte es aún mayor si hablamos de Delibes. Y es que, para quien no lo sepáis, Marchamalo ganó en 1999 el Premio Nacional de Periodismo Delibes, es el comisario del Año Delibes y, como podéis intuir ya, es todo un conocedor del escritor vallisoletano. Hace un par de días tuve la suerte de escucharle hablar sobre el libro en el programa de radio No es un día cualquiera y os recomiendo que lo busquéis y lo oigáis, pues estoy segura de que os gustará.
Como sabéis, se cumplen cien años del nacimiento del escritor miembro de la Real Academia Española, autor de obras tan importantes en nuestra literatura como La sombra del ciprés es alargada, Las ratas, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, El hereje o Señora de rojo sobre fondo gris (una de mis favoritas).
Delibes en bicicleta es un viaje por aquellos campos de Castilla que tanto le gustaban al escritor. Leer esta pequeña semblanza es como subirse a la bicicleta con Delibes e ir respirando, sintiendo y oliendo lo que Delibes sentía en aquellos caminos que transitaba para encontrarse con su muy querida Ángeles. Dejarse llevar por los pedaleos de Marchamalo, siempre precisos y, a la vez, repletos de piruetas y de caminos alternativos, es una de las mejores maneras de adentrarse en el universo Delibes y descubrir la fascinación por las pequeñas cosas, los placeres cotidianos y el silencio buscado que tanto le gustaban al escritor.
Un hombre impecable, generoso con los suyos, de gesto serio y de costumbres firmes. Un hombre natural, serio y entregado a su familia. Me encanta saber que todos los años su familia, en pleno verano, recorre los cien kilómetros que separan Sedano de Molledo de Portolín recordando aquellos viajes en bicicleta que recorría el autor para encontrarse con su amor. Qué homenaje tan sincero y bonito. Tanto como lo es esta pequeña biografía que Marchamalo ha escrito a lo largo de las páginas de Delibes en bicicleta. Por favor, conoced a Delibes. Acercaos a él quienes aún no hayáis podido hacerlo. Aunque solo sea porque se conmemoran los cien años de su nacimiento. Os prometo que el literato vallisoletano no defrauda y este Delibes en bicicleta es una forma maravillosa de acercarse a él.