Darwin. La evolución de la teoría, de Jordi Bayarri
Hace un año, mi hijo pasó una fiebre evolutiva. Se trataba de una colección de cromos llamada Invizimals Evolution, y aunque él ya estaba interesado por los dinosaurios, aquella colección hizo que desde entonces el término “evolución” ejerza sobre él una poderosísima atracción. Luego, un par de visitas al museo de la ciencia han bastado para que un libro con las palabras Darwin y evolución en el título sea recibido con más entusiasmo incluso que un cromo de invizimals.