El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián
Pues sí, D. Baltasar Gracián y Morales nació en Belmonte el 8 de Enero de 1601 y falleció en Tarazona, un 6 de Diciembre de 1658. Como todo el mundo sabe fue un hombre que cultivó la prosa didáctica y la filosofía como pocos en el siglo de Oro Español.
Me apetece contarles un poquito de la vida de este autor. Parece ser que con quince o dieciséis años los jesuitas de Belmonte ya se dieron cuenta de que había nacido un chico listo, que ahora ustedes ya saben que en ese pueblo todos son listos, pero éste debía serlo por encima de la media, así que hacia 1617 lo enviaron a Toledo con uno de sus tíos, Antonio Gracián, que era el capellán de San Juan de Los Reyes y la progresión natural fue que en 1619 ingresase en el noviciado de la provincia jesuítica de Aragón situado en Tarragona (vean que, al contrario que a otros, cada vez me gusta más la historia). En 1621 y tras estudiar todo lo estudiable en humanidades, regresa a Calatayud, donde cursará dos años de filosofía, y será en esta época en la que define su interés por la ética, materia que ya influiría en toda su vida, pero sobre todo en su extensa producción literaria. Ya posteriormente realizó estudios de Teología en la prestigiosa Universidad de Zaragoza, siendo ordenado sacerdote en 1627.
Está claro que todos hemos oído hablar de Baltasar Gracián, o de sus obras, las más conocidas: El Criticón, el Héroe, el Político o Agudeza, el arte del ingenio… ¿Y quién no ha leído alguno de sus famosos aforismos recogidos en el “Oráculo manual y el arte de la prudencia”? una obra que sigue estando de plena actualidad. Si usted tiene un calendario de esos que hay que ir quitando los días uno a uno, verá que a lo largo del año encontrará, al menos 7, que se corresponden con frases de nuestro autor recogidas en esta obra.
“Ni al justo leyes, ni al sabio consejos; pero ninguno supo bastantemente para sí. Una cosa me has de perdonar y otra agradecer. El llamar Oráculo a este epítome de aciertos del vivir, pues lo es en lo sentencioso y lo conciso. El ofrecerte de un rasgo todos los doce gracianes, tan estimado cada uno que el Discreto apenas se vio en España cuando se logró en Francia, traducido en su lengua, e impreso en su Corte. Sirva este de memorial a la razón en el banquete de sus sabios, en que registre los platos prudenciales que se le irán sirviendo en las demás obras, para distribuir el gusto genialmente”
Yo les invito a conocer estas famosas Sentencia o reglas de vida de Gracián y así como les dejé el prólogo les dejo la primera:
“TODO ESTÁ YA EN SU PUNTO, Y EL SER PERSONA EN EL MAYOR. Más se requiere hoy para un sabio que antiguamente para siete, y más es menester para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un pueblo en los pasados.”
Podría dejarles más pero será suficiente con este ejemplo para que vean que actual sigue siendo Gracián, tan actual como esa reflexión a la que a usted le lleve su lectura.
Susana Hernández
Y tan actual, siempre parece que tenemos la sensación de dificultad de la época de uno. Yo conozco a este escritor por ti, a pesar de tratarse de un escritor de peso, de esos que han dejado unas huellas bien marcadas. Me he vuelto a fijar en lo mismo que en su día me comentabas, sobre esa influencia que tuvo sobre Schopenhauer y por tanto de rebote en Nietzsche. El arte de la prudencia, pinta demasiado bien, querida, así que otro más a la biblioteca 😀
Abrazos.
Pues fíjate Iciar que según me cuenta un amigo parece que este es el libro de cabecera de muchos economistas extranjeros… Y digo yo que igual lo podían haber leído antes, no? Jajaja
En realidad el pensamiento de Gracián y su obra han sido siempre de mucho peso en nuestra cultura y literatura, pero el problema en la educación universitaria de este país es que si eres de ciencias hay cosas de las que nunca oirás hablar…
Afectuosamente! 😀
Un autor al que conozco pero con el que nunca me he atrevido. Pero me has animado a quitarme los miedos de encima y leer esta obra.
Besotes!!!
Sobre todo, creo que lo bueno que tiene la filosofía es que, como ocurre con este, un libro es para toda la vida, y siempre puedes encontrarle una nueva lectura…
Ánimo amiga!