El caminante, de Natsume Sōseki
Ediciones Satori, comienza con este una colección de libros imprescindibles de la literatura japonesa que no podemos dejar de recomendar. Natsume Sōseki, nacido en 1867, es una de las figuras más importantes de la literatura nipona. Su educación occidental (estudiando lengua inglesa y más tarde pasando una larga temporada en Londres) dotó a su obra de un realismo palpable con el que los admiradores más acérrimos de la cultura oriental disfrutaremos de lo lindo. Entre sus obras se encuentran títulos como Botchan, reseñado por Javier en esta casa, o Soy un gato; ambos publicados por la editorial Impedimenta.
El caminante, que estaba inédito en español hasta el momento, nos narra las peripecias de Jiro, su hermano Ichiro y la esposa de este, Nao, aparte del resto de su familia y de personajes tan bien dibujados que parecen directamente sacados de un óleo de Hokusai. Unos personajes que irán apareciendo y dejando huella por sus páginas, que nos descubrirán el día a día nipón a pie de calle, las relaciones familiares, las relaciones matrimoniales, las extramatrimoniales, el tratamiento oriental de la amistad, el honor intrínseco en su cultura y la angustia existencial que sufren.
Lo primero que le viene a uno a la cabeza al abrir el libro y empezar a leer las primeras páginas, es una sensación de contraste cultural. No puedo decir que lea demasiada literatura japonesa, no he llegado más allá de Murakami, pero transportarte un siglo atrás en el tiempo en una sociedad tan diferente a la nuestra, es algo que se nota mucho. El laconismo de la narración y, por ende, de los personajes es abrumador y costará acostumbrarnos a él. Por si fuera poco, la novela se publicó por entregas en un diario nipón de la época por lo que la narración se encuentra fragmentada. La historia consta de tres partes con más de cuarenta capítulos cada una narradas en primera persona por Jiro, hermano de Ichiro; y una última cuarta parte bastante particular narrada por el señor H, un amigo de Ichiro, en estilo epistolar. Cuatro partes con temas muy diferenciados entre sí, como cuatro historias paralelas que nos van desgranando los personajes y sus relaciones. Una primera dedicada a Jiro y a su amigo Misawa, una segunda a la relación entre Jiro y su hermano Ichiro, la tercera en la que ahondamos en la relación de los hermanos y Nao; y la cuarta y última que está íntegramente dedicada a las tribulaciones existenciales de Ichiro.
Como a mucha gente de mi edad, la cultura japonesa empezó a llamarme la atención gracias a los cómics y a las series de animación que pululaban (y siguen pululando) por nuestras pantallas y librerías desde hace ya más de dos décadas. Nos llamaron la atención sus grandes historias de superación, la manera en la que son capaces de ensalzar la amistad, sus héroes y su ansia por salvar el mundo desde el anonimato. Valores que, en muchos casos, no son para nada un reflejo de la realidad social en la que se han creado dichas historias. No es desconocido el gran sentimiento de inferioridad que sufre la sociedad japonesa con respecto a la occidental, algo que incluso se ve reflejado en su lengua y en sus libros. Os preguntaréis que donde quiero llegar con todo esto, pero creo que es algo que hay que tener presente a la hora de enfrentarse a la literatura japonesa y a la literatura de Natsume Sōseki en particular. En “El caminante” nos encontramos con un reflejo muy logrado de la sociedad japonesa de principios del siglo XX, el fin de la era Meiji, una época de progreso y enormes cambios sociales que se ven muy bien reflejados en los personajes de la novela. Ichiro, es profesor universitario y se ve abrumado por estos cambios. Casado y con una hija, ve como su mujer ha pasado de ser un mero objeto de su matrimonio para él, a convertirse en una compañera para su hermano Jiro. Su vida pasa ante sus ojos, deprimido, atosigado por el trabajo y los estudios no sabe salir del agujero en el que anda metido, nadie sabe como ayudarlo y le hace la vida imposible al resto de su familia. Esta depresión que acompañará a Ichiro a lo largo del resto de la novela contrasta de lleno con la que tiene su hermano Jiro, mucho más optimista y, en ciertos aspectos, mucho más occidental que la de su hermano, con valores familiares desarraigados, sin un trabajo fijo, sin pensar en su propio futuro ni plantearse su existencia.
Qué más decir sobre El caminante. Es un libro muy recomendado para los amantes de la cultura japonesa, para gente interesada en la manera en la que se ven las cosas desde una cultura completamente diferente a la nuestra, se lee muy bien y la edición de Satori es más que recomendable. Todo aquel que quiera cambiar un poco de aires y ver las cosas desde un ángulo completamente diferente, tiene aquí una buena oportunidad.
Me cuesta acercarme a los libros japoneses, y la verdad es que pocas veces me han decepcionado, pero me da siempre mucha pereza. De todas formas y vista tu reseña tendré este en cuenta para próximas lecturas.
Un saludo!
Todo puede verse desde más de un ángulo, como decís, así que tendré que animarme, no ahora, sino más adelante; no la pasé bien con Murakami y otros libros orientales (Salvo con “Seda”)así que tendré que esforzarme para darles una nueva chance =)n Saludos! Muy buena reseña!
Hola, me encanta vuestro blog, en mi web también tengo página de reseña de libros y mi propio blog. http://www.victorgarciabarquero.com
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No conocía este libro pero con tu buenísima reseña me has animado a leerlo. Además, mi poquita experiencia leyendo autores japoneses no me ha defraudado, aunque suele tender más hacia la literatura china. Resulta muy sorprendente la diferencia de culturas, de caracteres… Podrán tratar un mismo tema, pero siempre desde un punto de vista totalmente distinto al occidental. Así que me apunto esta novela en letras grandes, para que no se me olvide.
Besotes!!!
Excelente reseña!
Gracias a Murakami, se despertó en mí ciera curiosidad por la literatura japonesa pero al ser tan diferente, uno no sabe por donde empezar para ir tomandole el gusto.
Con este libro, sería una buena continuación a Murakami.
No he leído a éste escritor japonés.Lo que sí puedo decirles que son todos excelentes.Sobre todo Kawabata,para mi el mejor.Murakami es una creación de imprenta.Nada que ver con el resto.Y Seda no es de un japonés es de un italiano.No hay que intelectualizar tanto las distintas lecturas.Ni comparar o acordarse de los comics japoneses con su literatura.Nada que ver.Tampoco creo en la sensación de inferioridad japonesa.Si quieren ver alguito de lo japones vean la película Iowo Jima