Curiosamente, lo que me llamó la atención de El día de las ballenas, de Cornelius y Tommaso Carozzi, es que no contenía ni una sola palabra. Solo ilustraciones. Pero menudas ilustraciones, bastaba con ver la portada. Eso, unido a que lo publicaba Océano Travesía, que siempre edita maravillas para los más pequeños (como es el caso de El rapto del príncipe Margarina, de Mark Twain, Philip Stead y Erin Stead o Instrucciones, de Neil Gaiman), me animó a no dejarlo pasar. Porque dicen que una imagen vale más que mil palabras, sí, pero hasta los cómics sencillos y los libros para bebés suelen recurrir a alguna frase, onomatopeya o recurso sonoro para transmitir su mensaje. ¿Cómo contar una historia sin una sola palabra? ¿Cuánto se puede profundizar en personajes o emociones? Con estas preguntas en la cabeza abrí el álbum ilustrado de El día de las ballenas.
El planteamiento es original. Imagina una gran ciudad de rascacielos. Imagina a la gente de aquí para allá, corriendo porque llegan tarde al trabajo o absortos en las pantallas de sus móviles. Cada uno pendiente de sus propios asuntos. Y, de repente, que grandes sombras cubrieran el suelo. Algunos levantarían la cabeza; al principio, no todos. ¿Y qué se encontrarían? ¡Ballenas surcando apaciblemente los aires! ¡Por todas partes! ¿Cómo reaccionarían los habitantes? ¿Qué dirían los medios de comunicación? ¿Cómo actuarían las autoridades? A lo largo de cuarenta y ocho páginas, nos los cuentan Tommaso Carozzi y Cornelius, a través de preciosas y detalladas ilustraciones en blanco y negro.
Tommaso Carozzi es un ilustrador que trabaja para la industria del cine, la animación y los museos, y en sus obras suelen aparecer «animales híbridos gigantescos, mundos extraños y curiosas criaturas que funcionan como metáforas de la relación entre el hombre y la naturaleza». El día de las ballenas es su primer libro de ficción y en él ha plasmado esos mismos seres e ideas. En cuanto a Cornelius, el coautor de este álbum ilustrado, no es uno sino varios artistas que trabajan bajo este seudónimo: Davide Cali, Guido Sgardoli, Tommaso Perchivale, Pierdomenico Baccalaro y Davide Morosinotto; y se dedican especialmente a libros dirigidos a niños y jóvenes.
El día de las ballenas está recomendado a partir de los siete años, pero, en mi opinión, conmoverá aún más a los adultos. Al no tener ni una sola palabra que explique las situaciones, todo se vuelve más sutil, por lo que no creo que en un niño en solitario sepa ver la profundidad de la historia que nos cuentan Tommaso Carozzi y Cornelius, una reflexión sobre la belleza de la naturaleza y la crueldad humana, sobre ese alienamiento social que nos hace estar pendientes de todo, menos de lo verdaderamente extraordinario. Y temerlo, que aún es peor. Y además de ese mensaje para reflexionar, Tommaso Carozzi y Cornelius añaden unas pinceladas de humor que nos hacen cerrar el libro con una carcajada (o un escalofrío, según cada cual) y, sobre todo, nos dejan con ganas de saber más. Todo esto convierte a El día de las ballenas en un álbum ilustrado que merece la pena disfrutar en compañía.
Épico