El ermitaño, de Thomas Rydahl
Pasan los años y la novela negra nórdica sigue en lo más alto del escalafón literario. Mucho ha llovido ya desde el boom que supuso la Trilogía Millenium del siempre recordado Stieg Larsson, y las tierras del norte de Europa siguen sacando autores y obras de nivel, como si de una cantera de talentos inagotable se tratara.
Hoy toca reseñar la novela de un debutante (¡y vaya debut!), Thomas Rydahl, joven escritor danés cuya ópera prima El ermitaño se ha alzado ya con varios premios de renombre. Gracias a un acto con la editorial Destino, hace un mes pudimos conocer a Thomas, un escritor cercano que nos llamó la atención sobre todo por una cosa, la gran seguridad que tenía en sí mismo y en su obra. La confianza en uno mismo siempre ofrece buenos resultados, y sin duda El ermitaño, pese a ser su primera novela, atesora una calidad altísima.
Además la novela viene con un valor añadido, su localización. La trama principal se aleja de los fríos terrenos escandinavos para situarse en la idílica isla de Fuerteventura. Sol, playas de arena blanca, viento y un taxista de lo más variopinto como ingredientes principales de una historia excelente.
Para su novela, Thomas Rydahl crea el personaje de Erhard, un taxista danés huraño y solitario, lleno de vicios, que combina su trabajo al volante con el placer de leer novelas y tocar la guitarra en sus ratos libres. Erhard es testarudo como pocos, y la aparición del cadáver de un niño en una playa de la isla le hace formularse muchas preguntas, justo lo contrario a la Policía, que cierra el caso demasiado rápido, dejando muchos interrogantes. Pero nuestro protagonista, sin nada que perder y con un pasado algo turbio, ve en el niño fallecido la oportunidad de resarcirse de varios errores que marcaron su anterior vida.
El ermitaño, como dato positivo, cuenta con una estructura en todo momento atractiva. Los capítulos iniciales son cortos, consiguiendo desde el principio una lectura fluida e interesante, para luego ir ampliando la extensión de los mismos, cuando la historia empieza a tejer las diversas subtramas. Rydahl tiene el don de liar mucho la historia principal para luego terminarla por todo lo alto, dejando atados todos los cabos que parecían estar sueltos.
Las más de 600 páginas tienen bastante menos relleno que otras novelas del género, que gustan de engordar la trama a base de información o descripciones poco relevantes para la historia final. Pero no es el caso de esta novela negra, que mantiene siempre una tensión narrativa alta, algo difícil de conseguir durante tanto tiempo.
Como en toda buena novela negra que se precie, matones, prostitutas, mafiosos y los bajos fondos de la sociedad están perfectamente representados, y con ellos intentará Erhard resolver el misterioso caso del que nadie quiere encargarse. Y como telón de fondo, algo siempre tan español como es la corrupción, tema sempiterno que da para rellenar mil y una novelas, sean del género que sean.
Las lecturas veraniegas no han podido empezar con mejor pie. El ermitaño no solo es una gran novela negra; es el descubrimiento de un gran escritor, Thomas Rydahl, que promete volver a la carga con el personaje de Erhard. Esperaremos pues…