Segundo de los cuatro tomitos de los Pequeños Clásicos Ilustrados. Esta vez dedicado a esa figura imprescindible en todo matrimonio heterosexual que se precie de serlo: El marido.
Si alguien no conoce ejemplares de marido o es un varón a punto de casarse y quiere saber cuáles son sus características, funciones, derechos y deberes ha de leerse varias veces este libro para cumplir con lo que se espera de él, siempre que aspire a ser un marido de los 60. Avisados estáis.
Para empezar conviene aclarar que un marido funciona con salchichas y cervezas y que una vez alimentado le gusta hacer chapucillas domésticas para luego contar su heroica hazaña y así poder ser venerado como todo un héroe.
Tiene este libro tópicos sobre los maridos que, de ser referidos a la mujer, de seguro le lloverían denuncias de asociaciones feministas, peticiones de boicot a su venta y la prensa y televisión le dedicarían grandes titulares y espacio en sus programaciones. ¡Sería el acabose! ¡El apocalipsis!
Afortunademente, sabemos que es un libro humorístico que no ha de tomarse en serio. Que es ficción y punto. No hay que montar pollos por la ficción, sea la ficción que sea, aunque no nos guste.
¡Ea! Sigamos pues.
Otra cosa que tienen los maridos es memoria. Buena y mala. Buena para recordar resultados deportivos, mala para la lista de la compra, los cumpleaños de los hijos, recordar en qué curso están…
“El marido posee una memoria prodigiosa. Recuerda los resultados de liga, la matrícula de todos los coches que ha tenido y el argumento de la película Dos tontos muy tontos casi de pe a pa.
Sin embargo, es incapaz de recordar la lista de la compra que le ha encargado su mujer. No porque no la haya escuchado, sino porque tiene el cerebro saturado de información.”
Pero bueno, tampoco es cuestión de ir desmigando las gracias del libro. Todos sabemos grosso modo cómo eran los maridos de antes. Lo importante es que este tomo mantiene las mismas características que el de La resaca: unas 60 páginas, reducido tamaño y páginas de la izquierda con texto y las de la derecha con dibujo.
He disfrutado de El marido. No tanto como con La resaca, pero sí bastante. Es un humor irónico, inteligente, sin bastedades ni zafiedad. Un humor que no te hace descojonarte, pero sí sonreír. O bueno, claro, depende de la persona. Tal vez alguien se tire por el suelo de risa, el humor es muy personal.
De cualquier forma este también es un libro que va que ni pintado para regalar, sobre todo en despedidas de solteros, ¡y qué demonios!, incluso de solteras, sí. Es apropiado para ambos sexos y bien barato. Además, se puede releer tantas veces como se quiera sin miedo porque la sonrisa seguirá apareciendo como la primera vez.
Por último, no quiero ni puedo acabar sin remarcar lo mucho que me gusta la edición en tapita dura. Es una edición que a mí, personalmente, me parece de auténtico lujo.
Entretenido, divertido y bien hecho.
¡Buen trabajo, Debolsillo!