“El nadador en el mar secreto”, de William Kotzwinkle
Esta reseña es difícil de hacer. Muy difícil. Primero, porque no puede explicarse su trama sin hacer espoilers. Segundo, porque esa trama es muy dura. Y tercero, porque es un libro que conjuga tan bien poesía con sentimientos que las sensaciones que transmite al leerlo solo pueden trasladarse leyendo el libro y no una reseña.
Ese es mi marrón… Pero bueno, un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer, así que vamos a ello.
De buenas a primeras si voy a mi librería habitual buscando libros (porque a mi me gusta buscar, no pido recomendaciones al librero, me gusta moverme por los pasillos y coger de aquí y de allá los libros que me llaman, bien por la portada, bien por el título) ni por asomo habría elegido El nadador en el mar secreto. Y no porque no esté bien editado, –que lo está y primorosamente a la manera de aquellos viejos libros de tela–, sino porque no destaca en nada: un lomo naranja, una portada en la que solo vemos autor, título, editorial, colección y nada más. Ni siquiera una sinopsis con la que orientarnos o que nos permita “bucear” algo en las profundidades ambiguas de su título (El nadador en el mar secreto bien podía ser el título de una novela de Simenon, no me digáis que no).
Así que, si no llega a ser por los comentarios favorables en Internet, el recorrido más probable de este libro es el de estantería-manos-estantería. Para que eso no ocurra, vamos a añadir una opinión favorable en la red.
El nadador en el mar secreto es un relato cortísimo (81 páginas) pero muy intenso, en el que un hombre nos narra todo lo que ocurre desde el momento en el que su amada esposa rompe aguas. De hecho, “¡Johnny! ¡Acabo de romper aguas!” es la primera frase que leemos. A partir de ahí dominarán el nerviosismo, los preparativos, dejar el coche arrancado (viven muy muy al norte de Canadá en un bosque a unos 50 km del hospital y los caminos están nevados), las promesas de un futuro feliz, los sueños a punto de cumplirse y también los miedos… Así transcurrirá la novela, hasta el momento del parto, momento en el que, tras oleadas de dolor y de oscuridad nadando contra corriente, y alternando con momentos de paz y relax, los tres personajes se encontrarán por fin en un lugar imaginado y deseado por nuestra pareja.
Como ni puedo ni me gusta destrozar finales diré que es una historia desgarradora. En todo momento bellamente narrado, poético, sensible pero no sensiblero. Mucha gente ha llorado leyéndolo. Yo no, pero reconozco que las reacciones de los protagonistas me provocaron un nudo en el estómago, y que días después de la lectura, aún sigo pensando en él (en el libro, no en el nudo). No es un libro de los de provocar lágrima fácil (claro que esto depende de cada uno) pero sí que es un libro duro, que deja una mezcla agridulce y que con el tiempo permanecerá en la memoria dejando el recuerdo de haber disfrutado de una buena lectura que conmovió en su momento.
Es una lástima no poder explicar más del argumento y dejar un poco pobre la reseña en ese aspecto, pero merece la pena acudir a este libro sin información. Incluso creo que he dado demasiada, por lo tanto, lo que sugiero es que anotéis el libro en vuestra lista de lecturas sin más. No, mejor: Anotadlo, y al lado escribid “no buscar información”. Que pase el tiempo, que olvidéis esta reseña y compradlo, porque aparte de la edición de lujo y de la historia que os encantará, el precio es imbatible.
Espero que os guste. Sé que os gustará.
Toda la colección de Navona es de imprescindible lectura. Que no te vuelva a ocurrir! Si ves un ineludible no piense… Llévatelo! Jajajaja. Un beso!
Gracias. Seguiré tu consejo ;.) Otro beso!
Muy buena e intrigante reseña. Me quedo con las ganas de saber qué les pasa a los personajes.
El título de esta novela es muy sugerente. Yo creo que sí lo habría elegido en la librería 😉
Gracias, Leire. Cuesta morderse la lengua…
Es cierto, cuesta morderse la lengua. En un libro tan austero estéticamente hay una maravilla de historia, aunque sea durísima. Los ineludibles son como el adjetivo indica…
d.