Hoy vengo a hablaros de una dulce historia, la de El niño que amaba a la luna. Este álbum ilustrado, escrito y dibujado por Rino Alaimo, cuenta cómo un niño se enamora de la luna y supera toda clase de obstáculos y rechazos hasta que logra conquistarla. Se trata de la adaptación de un cortometraje del mismo autor, que la editorial Picarona nos ofrece en esta preciosa edición en cartoné.
En las ilustraciones predominan los tonos cobre y amarillo, como si fueran las sombras de la noche y la luz de la luna, la de un faro, la de la perla más exquisita del mundo, la del ojo de diamante de un temible dragón, las propias ilusiones del niño, que nunca se apagan. Son dibujos de trazo muy sencillo, pero destilan gran expresividad y ternura. La portada, donde el protagonismo lo tiene el título en vez del dibujo, algo poco habitual en los cuentos dirigidos a los más pequeños, no sé si captará la atención de los niños en una estantería junto a otros libros infantiles con los típicos colores vivos, pero a mí me parece una maravilla y creo que derrocha ese halo de sueño y fantasía que tiene todo el cuento.
Como la mayoría de las historias infantiles, su lectura se termina con una sonrisa. Hemos vivido con ese niño todas sus aventuras y derrotas y quedamos satisfechos cuando por fin la luna le hace caso. Por lo tanto, podría verse como una historia de amor, donde los obsequios materiales fracasan frente a los regalos hechos desde el corazón, pero esa no es la única lectura. Personalmente, yo la veo más como la historia de un sueño cumplido: porque ese niño, aunque aspira a algo tan inalcanzable como conseguir la luna, nunca se rinde ni hace caso a los que le dicen que si nadie antes que él lo ha conseguido, él tampoco lo hará. Por eso, por su perseverancia y valor para enfrentarse a cualquier adversidad, solo él logra lo que otros creyeron imposible. También transmite la idea de que lo difícil no es alcanzar la luna, sino mantenerla a su lado, metáfora de una realidad de la que los adultos muchas veces no somos conscientes y que provoca que muchos sueños acaben siendo, a la larga, enormes decepciones.
En definitiva, El niño que amaba a la luna es una historia que no solo hace soñar a pequeños y a grandes, sino que los alienta a creer en ellos mismos y a luchar. ¿Qué os atreveríais a hacer para conseguir el amor verdadero? ¿Qué os atreveríais a hacer para cumplir vuestros objetivos? ¿Cuántos obstáculos seríais capaces de sortear y cuántos fracasos y decepciones superaríais sin cejar en vuestro empeño? Porque alcanzar la luna es costoso, sí, pero cuando se logra, es extraordinario; este niño lo sabe bien.
Rino Alaimo nos lo cuenta en este álbum ilustrado, para que, mientras luchamos por alcanzar nuestras ilusiones, tengamos dulces sueños gracias a esta fantástica historia de amor entre un niño y la lejana luna.