Reseña del libro “El olvido que seremos”, de Héctor Abad Faciolince
La memoria, ese rincón donde guardamos lo que desaparece, donde podemos visitar momentos vividos y que en principio queda solo para nosotros. Guardándolos en nuestra cabeza alargamos la vida de los recuerdos, les hacemos sobrevivir a la instantaneidad del presente. Pero finalmente, una vez que caigamos, los recuerdos morirán con nosotros. Para evitar esto, Héctor Abad Faciolince se propuso fehacientemente plasmar una parte de su memoria en este libro, para que pudiera quedar para la eternidad y así lograr que el recuerdo de su padre ahora forme parte de cada uno de los que hemos leídos su libro, y sobre todo para que siga estando en la memoria de cada vez más gente sin importar el tiempo que pase, porque si bien nuestras vidas no son eternas, los libros sí lo son.
En esta biografía el escritor colombiano nos narra a través de sus ojos la vida de su padre, un doctor en Colombia en la primera mitad del siglo XX que no se centra en la medicina convencional como la mayoría de sus colegas de profesión. Héctor padre trata de atacar la raíz de los problemas centrándose especialmente en la higiene de las calles y el acceso a agua potable. Estas características le hacen estar en el punto de mira de demasiada gente poderosa. Como una muerte anunciada nos narran los acontecimientos, siempre pensando que es algo que nunca pasará pero con el miedo constante. Durante la novela se pueden ver muchas emociones diferentes: alegría, tristeza, amor, pasión y sobre todo el miedo, todas narradas con una calma excepcional, como vistas desde fuera, exponiéndolas y mostrando como afectan a las diferentes personas, consiguiendo así que veamos como la misma situación puede provocar sentimientos muy diferentes en cada persona.
Considero que la característica principal de El olvido que seremos es cómo la percepción que nos muestra el autor de su padre va avanzando con el libro. Comienza con una percepción infantil, de idolatría de un niño hacia su padre, y va cambiando a medida que crece. Me ha parecido un recurso muy interesante mostrarnos como lo vivió en el momento y no modificar los recuerdos con los conocimientos adquiridos a posteriori. Podemos así pasar por todas las etapas: la del niño inocente que sólo ve lo bueno, la del adolescente que intenta alejarse un poco por rebeldía y la del adulto que, aún viendo los defectos y no estando de acuerdo en todo con su padre, le sigue admirando y respetando.
Por otro lado, en algunos momentos se vuelve bastante repetitivo. Se puede decir que esa suavidad e intento de mostrar los sentimientos una y otra vez hace que caiga en reiteraciones que pueden volver excesivamente lenta la narración. En algunas ocasiones parece que lees dos veces lo mismo.
No es una lectura recomendada para quien busca emociones fuertes, cambios repentinos, un ritmo acelerado o sorpresas en general. La biografía está narrada de forma lenta, muy pausada, de forma que el autor nos va abriendo su corazón poco a poco desde el comienzo. Da la sensación de que mientras lo escribía, el propio autor se abría a sí mismo y descubría nuevos sentimientos. Por lo tanto, este libro es muy recomendable para quien quiera explorar las emociones en las diferentes etapas de la vida y ante las situaciones impredecibles que pueden sucedernos.
El olvido que seremos se escribió con la simple intención del autor de mantener el recuerdo de su padre y aclarar la historia de su vida, pero ha terminado entrando en la memoria de una gran cantidad de lectores y también de cinéfilos, ya que recientemente se estrenó la película basada en este libro. Otro motivo más para contestar con seguridad a la pregunta que se hace el autor y afirmar que Héctor padre estaría orgulloso de esta hazaña y de lo que su hijo ha logrado transmitir sobre su persona.
Si lo que quería era que supieramos quien era su padre y lo amasemos como él lo hizo… lo consigue. Es una historia preciosa