Ay, los gemelos, cuánto juego dan. Y no digamos ya las gemelas: son capaces de protagonizar desde fantasías eróticas hasta películas de terror. Algo tienen las gemelas, esa duplicidad desconcertante, ese vínculo que roza a veces lo paranormal. ¿Quién no ha oído historias de gemelas que, estando en distintos lugares, han sentido lo mismo o que sus finales han acabado siendo idénticos, por muy diferentes que fueran sus vidas? Luego está lo del gemelo bueno y el gemelo malo, otro clásico de la literatura y el cine. Parece que existe un hilo invisible que une a los gemelos, indestructible por fortuna o por desgracia, y por muchos siglos que pasen, resulta fascinante que existan dos personalidades opuestas que compartan el mismo rostro, el mismo cuerpo. Estas ideas recurrentes en torno a los gemelos son las que se plasman en la novela gráfica El original, con guion de Mario Torrecillas y Montse Torrecillas y diseño y dibujo de Marcelo Dematei.
Los colores ocres de la portada y de las ilustraciones interiores ya anuncian que esta no es una historia alegre, pero por si queda alguna duda, la primera escena que nos presentan lo deja claro: una muñeca tuerta, un sótano y un niño y una niña harapientos (por no decir asilvestrados). Son elementos suficientes para dar por hecho que estamos ante una novela gráfica de terror o, al menos, inquietante, incómoda.
Pocas páginas después, hacemos un flashback y viajamos al punto de origen de la historia que nos van a contar: la barriga de una embarazada, donde dos criaturas condenadas a compartir espacio durante nueve meses se dan manotazos. En el momento del parto, el médico no da crédito a lo que se encuentra: las gemelas han nacido tan pegadas que juraría que una estaba intentando estrangular a la otra. No son imaginaciones suyas. Ese es solo el comienzo de la animadversión mutua de estas gemelas. Incluso desde antes de nacer, ambas están obsesionadas con ser las originales y no una mera copia.
A medida que pasan los años, la relación entre ellas se va recrudeciendo hasta llegar a ser insostenible. Es entonces cuando el padre decide separarlas, por el bien de su salud mental (la de ellas y la de él). Pero el destino tiene preparados un par de giros que las condenará a volver a vivir juntas y a proseguir su lucha por ser únicas y acabar con la copia indeseada.
A decir verdad, las ciento setenta y una páginas de la novela gráfica El original se me han hecho cortas. El final abierto también ha contribuido a esa sensación de quedarme a medias. Aunque la historia da para más, con esto no quiero decir que el final abierto sea un mal final; en realidad, añade más inquietud al relato, si cabe. ¿Quizá se deba a que Marcelo Dematei, Mario Torrecillas y Montse Torrecillas tienen prevista una segunda parte en el futuro? No lo sé. Pero si la publican, allí estaré yo para leerla. Me han dejado con ganas de saber más detalles de ese odio innato y de conocer más encontronazos y jugarretas entre estas dos hermanas retorcidas y desequilibradas, capaces de llevar a cabo los actos más horribles para ser únicas.