Entrevista a David Monteagudo
Desde que se publicara su primera novela, “Fin”, el autor David Monteagudo ha ido haciéndose un hueco cada vez más estable en el mundo literario de nuestro país. Dado que hace tiempo su novela me causó una grata impresión, dejándome con ganas de más en lo que respecta a su manera de narrar, de contar historias, decidí meterme de lleno en su mundo con este “El edificio” de la que ya habéis podido leer la reseña hace un rato. Además, y dado que el sabor de boca que me han dejado sus cuentos ha sido de nota alta, casi de exquisitez podría decir, nos pusimos en contacto con él para que nos contestara unas preguntas y así conocer un poco más el mundo que rodea a su estilo de creación.
Esperamos que os guste. Con vosotros, David Monteagudo…
Para empezar, nos gustaría conocer un poco más tus gustos a la hora de escribir:
1. ¿De día o noche? De madrugada.
2. ¿Un cigarrillo al lado? Nunca he fumado.
3. ¿El papel y la pluma han pasado a mejor vida? Casi. A veces son útiles para apuntar alguna idea o fragmento.
4. ¿La inspiración llega por sorpresa, o sorprendentemente, siempre te pilla trabajando? Dejo que las ideas aparezcan solas, de forma natural, por ejemplo cuando estoy corriendo, pero la inspiración estilística llega siempre cuando estás escribiendo.
5. ¿Quién es tu mayor crítico? Mi mujer, aunque últimamente se está ablandando un poco.
6. ¿Qué personaje te gustaría que leyese tu libro? Barak Obama, y que lo dijese por la tele.
7. ¿Qué libro(s) estás leyendo ahora? Las ilusiones perdidas, de Balzac, muy interesante para alguien que sea escritor, aunque Balzac me carga bastante
8. ¿Qué libro guardas como el más valioso? Un libro de Azorín, de la colección Crisol, de Aguilar, que perteneció a mi padre.
9. ¿Qué usas para marcar las páginas? Tiquets de caja del Mercadona, resguardos del cajero.
10. ¿El mejor lugar para leer? El váter, y no es por epatar.
Ahora que ya sabemos un poco más sobre tus gustos, hablemos sobre el autor y su última obra, “El edificio”…
1. En pocas palabras, ¿como definirías a David Monteagudo?
Un cincuentón bajito y calvo, más bien rechoncho, con cara de buenazo. Parece que lo que mejor sabe hacer es escribir.
2. Los relatos de “El edificio” pasan rápidamente de la ciencia ficción más pura a la realidad del día a día, ¿en qué estilo te sientes más cómodo narrando?
Me gusta la fantasía, y lo que ya me pone es la realidad cotidiana que de pronto se quiebra y se abre a terrenos más inciertos, cuando no a auténticos abismos. Fijaros que eso ocurre en todos los cuentos del libro, incluso en aquellos en que la balanza parece decantarse hacia lo social.
3. ¿Elegiste por algún motivo en especial titular al conjunto de relatos con “El edificio”?
El título cada vez me gusta más, aunque fue, al parecer, una “sugerencia” de los distribuidores. En realidad se titulaba Cuentos que acaban mal, pero en este país, poner en la portada “cuentos” o “acaban mal” es mentar a la bicha.
4. Me ha sorprendido que los relatos, o al menos la mayoría de ellos, siempre tienen un final abierto, ¿es algo pensado para que los lectores podamos sacar nuestras propias conclusiones o simplemente es azar?
Ni una cosa ni la otra. Es lo que me pide el cuerpo, lo que según mi particular manera de escribir me exige la dinámica del relato, lo que no podría traicionar, lo que a mí, como lector, me gustaría encontrarme. Que el lector pueda sacar sus propias conclusiones es una consecuencia de ello, y no una finalidad.
5. ¿En qué te inspiras a la hora de escribir?
En cosas de la vida cotidiana, en ambientes conocidos o experiencias vividas. Otras veces el relato nace de un sueño que he tenido (o de una pesadilla), o simplemente de una imagen que me ha impactado, vista en una película.
6. ¿Cuál, y por qué, es el relato del que estás más orgulloso?
Quizás sea “El verraco”, porque es en el que más me he acercado a conseguir lo que yo pretendía en la mayoría de estos cuentos: brevedad, intensidad, y un lenguaje cercano a la prosa poética.
7. “El edificio” cierra con un relato titulado “Fin” que, a los lectores que te seguimos, les recuerda irremediablemente a tu primera novela, ¿se trata de una especie de preámbulo a lo que ya pudimos encontrar en su día?
Efectivamente, este es un cuento autorreferencial. Pero más que un preámbulo es otro punto de vista del momento del apagón, en este caso mucho más minimalista, limitado a las impresiones de una pareja durante los tres o cuatro minutos en intuyen la magnitud de lo que está ocurriendo.
8. ¿Con qué nuevos proyecto nos sorprenderás después de esta nueva obra?
Tengo otra novela del estilo de Brañaganda, aunque en un ambiente mediterráneo en vez de cantábrico, y con un malo que no es un lobo sino un amigo de la infancia, pero no por eso es menos feroz. También hay por ahí otro libro de cuentos, pero éstos más largos, y con un predominio del género fantástico.
Muchas gracias por responder a Libros y Literatura