“Estrómboli”, de Jon Bilbao
Es curiosa la manera en la que uno acaba por encontrarse con determinados libros o, como diría Rajoy I el Iluminado, “dicho de otra forma”, la manera en la que algunos libros lo encuentran a uno.
Supe de Estrómboli justo después de devorar una tras otra las siete temporadas de Hijos de la Anarquía, una serie de moteros a la que muchos –yo no– valoran por encima de Breaking Bad.
El libro me llamó por ser un libro de cuentos y por estar precisamente uno de ellos protagonizado por una banda de motoristas que acosa a una pareja que viaja por Estados Unidos. Razones más tontas he tenido para leer un libro, aunque también he de decir que si no hubiera visto la serie este libro hubiera caído igualmente.
Bien. Dicho esto, tenemos aquí ocho relatos muy bien elaborados cuyos finales no son muy felices, o no son finales (sin ser esto para nada algo malo, sino más bien todo lo contrario).
Relatos en los que uno no quisiera ser el protagonista, y no porque sean relatos de terror o gore o de horror, que no lo son, sino porque algunos de ellos son desasosegantes e intranquilizadores, y no nos darnos cuenta de ello hasta finalizar el relato porque estamos atrapados por la atmósfera realista de la ficción que Bilbao ha creado, inmersos en unas historias cuyos derroteros no somos capaces de intuir y en las que es mejor, como suele ser siempre, dejarse llevar.
Historias de actos y consecuencias, de actos incluso banales o de sacrificios por la familia, que acabarán teniendo desenlaces dentro de un tiempo indeterminado que les cambiarán la vida por completo.
Relatos que demuestran lo rápido que todo lo que somos y tenemos en un momento puede irse a tomar viento sin posibilidad de dar marcha atrás, sin notar que la permanente rutina va día a día moldeando el cambio alrededor.
De los ocho cuento integrantes del libro, me gustaría destacar los siguientes:
Crónica distanciada de mi último verano, es el relato de los moteros. Una pesadilla obsesiva que comienza cuando el prota pilla a un motero oliendo las bragas sucias de su novia en la pila de ropa sucia de la lavadora comunitaria… Este principio, que puede parecer cómico…mejor no sigo.
El peso de tu hijo en oro. Lo destaco por su gran narración, por manejar tan bien el paso y el peso del tiempo, por la amistad perdida, por la muerte inesperada…
Como en un idioma desconocido: no tengo explicación. Es algo raro, a pesar de que lo que cuenta es de lo más normal: un ingeniero novato que tiene que cambiar el rotor de una central nuclear en un pueblo cuya economía se sostiene gracias a esa central. No hay nada de lo enunciado anteriormente, pero está muy bien llevado y las palabras te van acompañando como la corriente de un río… Es curioso y te engancha.
Avicularia avicularia: porque comprendo al protagonista, porque a mí también me da una mezcla de miedo/asco las arañas, porque me hizo gracia en alguna parte y porque el final es cruel pero… me hizo reír porque soy un cabronazo.
El castigo más deseado: lo compro porque no esperaba para nada ese giro de guión y porque es muy bueno y redondo. (Y eso que a mi lo de pescar me aburre).
Así pues, esto es Estrómboli y así es Jon Bilbao. Un cuentista que a un hecho corriente puede darle la vuelta para convertirlo en algo realmente perturbador de una manera imperceptible. Un autor que sabe llevarnos adonde a él le interesa para provocarnos la emoción que le interesa.
@palati77
Autor de Valeria y El diablo da las llaves del cielo