Si la combinación Bukowski y gatos no les estremece, no les pone la piel de gallina y les hace dar saltitos de emoción mientras aplauden cual adolescente, entonces no entiendo nada de literatura. O quizás sean ustedes los que no entienden nada. En cualquier caso, sepan que este libro está hecho para los fieles amantes de Bukowski y para los grandes admiradores de ese animal tan maravilloso que es el gato. Si este no es su caso, quizá éste no sea su libro. Pero como soy un poco cabezota, voy a darles algunos motivos para leerlo. Si después de esta reseña no he conseguido convencerles, “dejemos que corra el aire y digámonos adiós”, como dice la canción de Iván Ferreiro.
Bukowski fue un poeta sucio, muy sucio. Este escritor estadounidense, fallecido en 1994, ha sido uno de los autores más prolíficos y extravagantes de la literatura universal. Quizá el adjetivo extravagante se quede corto. Tampoco es que quiera yo faltar al respeto, pero Bukowski fue un tío raro de narices, para que me entiendan. Su excéntrico carácter y sus declaraciones en entrevistas así lo demuestran. Les invito a ver en Youtube alguna de estas entrevistas televisadas para que puedan ver con sus propios ojos a lo que me refiero. Pero Bukowski, afortunadamente, es mucho más. Es uno de esos autores que no pertenecen a ninguna generación (por mucho que intenten encasillarle en la Generación Beat). Escritor independiente y gran representante del realismo sucio, Bukowski es y será siempre una gran influencia para todo tipo de escritores. Y eso ya es mucho.
Creo que Bukowski es uno de esos escritores extremos. Quiero decir, o te encanta o lo detestas (hay que ser mojigato), pero como no me gustan los extremos, voy a seguir dándoos motivos. Si no os gustan las florituras y la cursilería, Bukowski es vuestro escritor. Si os gusta que vayan directos al grano, que os muestren la realidad tal y como es, que no os vendan la moto, Bukowski es vuestro escritor. Si leéis el poema “Hay un pájaro azul en mi corazón” (lo podéis encontrar sin problema en Internet), os remueve y pensáis que vosotros también tenéis un pájaro azul en el corazón, enhorabuena, Bukowski es vuestro escritor.
Pasemos ahora al siguiente asunto. Da Vinci dijo: “Hasta el más pequeño de los felinos es una obra de arte”. Y Da Vinci de arte sabía mucho. Neruda escribió una maravillosa oda al gato, denominándolo, genialmente “mínimo tigre de salón”. Bukowksi, además de escribirles poemas e incluirlos en sus relatos, ha afirmado perlas como “Es bueno tener un montón de gatos alrededor. Si uno se siente mal, mira a los gatos y se siente mejor, porque ellos saben que las cosas son como son”, “En mi próxima vida quiero ser gato. Para dormir 20 horas al día y esperar a ser alimentado. Para sentarme a lamer mi culo” o “Creo que el mundo debería estar lleno de gatos y de lluvia, ya está, solo gatos y lluvia, lluvia y gatos, muy bonito, buenas noches”. Creo que queda clara la fascinación del escritor por estos maravillosos animales, dueños de Internet y capaces de dominar el mundo si se lo propusieran (pero prefieren dormir). Y es que el gato es un animal muy relacionado con los escritores: Julio Cortázar, Truman Capote, Borges, William S. Burroughs o Hemingway han sido algunos de sus más fieles defensores. Y la que escribe también se rinde ante los pies (perdón: patas) de estos geniales felinos. De hecho, mientras escribo esta reseña, tengo a Teodoro W. Adorno, un gato gris atigrado, acurrucado sobre mis piernas.
Bukowski y señora llegaron a tener nueve gatos que entraban y salían de su casa a voluntad. Debieron dejarse una pasta en latas de atún, pero no creo que les importase mucho. Para Bukowski, los gatos eran sus maestros y a las musas hay que mimarlas.
El libro es una genial recopilación de prosas y poemas en los que aparecen siempre estos felinos. No esperen encontrar poemas sentimentales sobre estos animales. Ya les he dicho que Bukowski era un escritor al que no le iba nada la cursilería. El escritor habla de sus gatos con total objetividad. Para él son seres majestuosos y así aparecen en el libro. A veces inspiradores, otras terrenales, pero siempre dignos de admiración.
El poema final del libro, uno de mis preferidos, comienza así:
“lo sé. lo sé.
son limitados, sus necesidades
y problemas son
pero los observo y aprendo de ellos.
me gusta lo poco que saben,
que es
mucho”.
Si con todo esto no he logrado convencerles, me doy por vencida. Quizás sean ustedes más de perros y Bucay. De todo tiene que haber en este mundo.
Jajajaj, te lo compro, pero porque si hay que quedarse con algo me quedo con Bukowski, pero me pasa que me gustan en general sus poemas, porque son versos incalificables. Lo de los gatos es otra cosa… A esos te los vendo 😉
jijijij Susuna!!! Gracias 😉 No pasa nada, los gatetes todos para mí 😛
¡Hola, Victoria!
Felicidades por la reseña. A mí me has convencido.
Quería hacerle un regalo a una amiga que le encanta Bukowski pero a su vez quería que tuviera algo de mí, así que la parte gatuna me identifica bastante con el regalo (yo también tengo gato, Vampiro, y comparto la opinión de que debido a su aristocrático nivel de vida, no me extraña que tenga mejor aspecto que yo).
He de reconocerlo, no he leído apenas a Bukowski (excepto las frases célebres que la gente comparte en Facebook quitando tan honrado puesto a Paulo Coelho) pero me animaré con este de los gatos. No es que sea reticente a la lectura obscena, directa o falta de tacto, porque eso me da un poco igual, pero la verdad nunca he encontrado estímulo suficiente para atreverme con él. Aprovecharé tu recomendación.
¡Un abrazo!
Oh!!! ¡Muchísimas gracias, Jonathan! 🙂
Me alegra haberte convencido. Aunque te diré una cosa: si eres amante de los gatetes tenía el 50% hecho (aunque también cabía la posibilidad de que fueses fan de Bucay o de Coelho (l’horreur) y entonces no sé yo… :P)
Si a tu amiga le gusta Bukowski seguro que este libro le gustará, además me parece un regalo genial por la conexión gatuna. Así, ya de paso, le pides que te lo preste cuando lo acabe 😉
Saludos a Vampiro de parte de Teodoro. Meow!
bukowski y gatos… no hace falta decir más
Oye….pues to ahora tengo por aqui 6 gatitos. Si alguien quiere uno o dos…jejejeje…es broma.
Bukowski y todos estos genios de la literatura…que nos inspiran de manera tan fácil…pero mira, se me quedó grabado a fuego un relato en que viola a una niña de 6 años y la destroza…no puedo evitarlo. No por enjuiciar ni nada de eso…es sólo que me hace reflexionar sobre la atrocidad de que es capaz EL ser humano…