Reseña del libro “Historias de hermanos”, de Fría Aguilar
“Estas historias me hacen pensar en el valor de los hermanos. Salvo excepciones, ellos son el lugar entrañable al que recurrir cuando no todo está saliendo bien o cuando necesitamos un aporte extra de fuerza para seguir adelante. Estos hermanos deben ser recordados, porque los triunfos muy pocas veces son individuales. Casi siempre, estos triunfos tienen un pedazo de alma de aquellos que estuvieron con nosotros desde la infancia, queriéndonos aunque fuera a trompicones.”
Como bien dice Fría Aguilar en el prólogo de este libro, tal y como señala este emotivo fragmento, todos aquellos que tenemos una relación especial con nuestros hermanos o hermanas, que nos sentimos profundamente unidos a ellos, sabemos lo que significa en nuestras vidas este vínculo inigualable. Imposible de comparar a cualquier otro que podamos construir a lo largo de nuestras vidas.
A pesar de las discusiones y enfados, de nuestras similitudes y diferencias, los hermanos son una de las figuras más importantes de nuestras vidas. Personalmente, mi hermana ha sido y sigue siendo una parte imprescindible de mi vida. Un apoyo al que recurrir en mis éxitos y fracasos, en busca de consuelo, refugio o celebración. Mi hermana es mi hogar.
Y cuando vi que Lunwerg anunció la publicación de este volumen tan especial supe que tenía que leerlo. ¿Cómo influyeron los hermanos y hermanas de personajes clave en la Historia? ¿Qué relación los unió en la mayor parte de sus vidas? ¿Amor? ¿Odio? ¿O ambas?
Ha sido toda una delicia zambullirme en este libro de Fría Aguilar, que recopila, de manera breve, las historias de los hermanos y hermanas de personajes clave de la Historia en el campo de la Literatura, la Música, el Arte, la Medicina, la Moda o el Cine, entre otras. A veces necesitamos de estos “respiros”, estas píldoras que, cuando no gozamos de demasiado tiempo para leer, nos permiten conocer la Historia de manera entretenida y a través de una especie de cuentos que nos conectan con la realidad.
Aunque conocía alguna de estas historias, otras me eran totalmente desconocidas. Por ejemplo, la de Edgar Allan Poe y sus hermanos Henry y Rosalie, unidos por el dolor y las enfermedades mentales, tan triste como interesante por conocer el trasfondo de su obra y cómo influyeron en él las vidas de sus hermanos, de los que tuvo que separarse tan temprano. O la de Pablo Picasso y su hermana Conchita, a los que también separó la muerte demasiado pronto, ya que esta murió con solo 7 años, dejando al pintor adolescente solo y triste, influyendo esta pérdida tanto en su vida como en su obra como artista.
Hay veces que separamos a la persona y a su obra de su vida personal, pero no deberíamos hacerlo puesto que siempre influyen. Y así lo he vuelto a comprobar en este libro. Así como la estructura patriarcal y el machismo que muchas de las mujeres clave la Historia (y otras que pudieron serlo y no fueron conocidas precisamente por su condición de mujer) tuvieron que sufrir tantos años atrás. Las historias de este libro que más me han impactado han sido la de Mozart y su hermana María Anna que, con un gran talento (quizás mayor que el del músico), tuvo que vivir a la sombra de su hermano solo por su condición de varón. Y que, a pesar de ello, ya que no tuvo las mismas oportunidades pues no se le permitió estudiar ni desarrollar una carrera musical, siempre ayudó a su hermano, estando a su lado en cada momento difícil, y se convirtió en su principal apoyo.
También la de Jane Austen y su hermana Cassandra, ya que desde su infancia una relación tan cercana e intensa, incluso dependiente, que las lleva a escribirse centenares de cartas en sus separaciones para relatarse todo lo que ocurre en sus vidas, incluyendo hasta los detalles más nimios. Y no es hasta la muerte de la escritora que Cassandra es consciente de lo que esta ha supuesto en su vida: “Es como si hubiera perdido una parte de mí misma.”
O la de Virginia Woolf y su hermana Vanessa, ambas con un enorme talento, a las que, a pesar de sus enormes diferencias de personalidad y aspiraciones, las unió una gran amistad hasta el final de sus vidas. Aunque Woolf pasó a la Historia como una de las figuras claves del feminismo y la literatura del siglo XIX, Vanessa Bell fue la primera pintora impresionista inglesa y pasó algo más desapercibida por las oportunidades que se le dio a su hermana.
Ha sido un placer leer estas historias en una edición tan bellamente ilustrada y colorida como esta. No solo le da un valor añadido, sino que convierte esta lectura en un libro al que quieres volver y releer como si fuera la primera vez. Aunque gran parte de estas historias son tristes, ya que tienen puntos comunes como la pérdida, la envidia o la locura, es increíble comprobar como la figura fraternal acompaña a una persona a lo largo de su vida, tanto en su ausencia como en su presencia.