Cuando decidí leer Julia desaparece me pasó algo que no suele sucederme cuando escojo un libro. Normalmente, leo el pequeño resumen que viene en la parte de atrás y me hago una idea de lo que me puedo esperar de su interior. En este caso, yo había entendido que el libro era una especie de thriller en el que Julia tendría que resolver un misterio. Además tampoco había oído hablar de este ejemplar con anterioridad y como tampoco es muy conocido, no pude buscar referencias en otros blogs de literatura. Así que digamos que mis expectativas no eran demasiado altas. Pero cuando comencé a leer, me dije a mí misma: “¡ya te vale!”. Y es que este libro es mucho más de lo que yo me creía. Para empezar por alguna parte, la historia se nos presenta en una época pasada, donde las brujas convivían entre los ciudadanos y donde eran perseguidas hasta terminar en una hoguera. En este ambiente tan medieval, una serie de muertes empieza a acontecer y Julia comienza a tener sospechas. Y os preguntaréis, ¿quién es Julia? Pues bien, es una espía. Ni más, ni menos. Y es una espía que tiene una ventaja enorme y es que puede desaparecer sin dejar rastro. Así cualquiera, ¿no? Pero la verdad es que tener ese don en una ciudad donde las brujas son perseguidas y asesinadas públicamente no es el trabajo ideal que cualquier jovencita desearía tener.
Toda esta mezcla de asesinatos, misterio y magia hicieron que las hojas pasaran sin que me diera ni cuenta. La primera noche lo dejé cuando ya llevaba más de cien páginas leídas. Y no paré por voluntad propia, tuve que hacerlo porque al día siguiente tenía que ir a trabajar y yo creo que mis compañeros empiezan a sospechar que algo raro pasa conmigo, porque siempre aparezco con unas ojeras que ni un oso panda. Pero la verdad es que al día siguiente, en el trabajo, fue como si no estuviera. Durante toda la mañana estuve pensando en Julia y en los asesinatos que la empezaban a rodear sin remedio. Y yo no paraba de decirme a mí misma: “Ana, esta vez no has acertado con tu primera impresión, ¡es que ni te has acercado lo más mínimo!”.
Volvamos un poco a la historia. Julia vive en una gran mansión cuya propietaria es la Señora Och. En esa mansión viven diversos personajes que parecen esconder a cada cual un secreto más grande y más oscuro. Julia sabe lo que es pasar hambre, sabe lo que es quedarse sola y sabe qué es lo que se siente cuando se ve morir a una madre. Todo eso le llevó a tener que buscarse la vida y la forma más eficaz para ganar dinero fácil, dado su don, era robar y convertirse en espía. Así que dentro de la casa de la Señora Och Julia se transforma en Ella para poder investigar qué hay dentro de esa habitación a la que jamás la dejan entrar. Y lo que ella no sabe es que se está acercando a algo muy peligroso y que se está arrimando mucho a un fuego que, tarde o tempran,o acabará por quemarla.
A medida que van pasando las páginas, el misterio parece crecer y crecer. Es una historia que va en constante ascenso y cuya protagonista hace que te adentres de lleno en la historia. Catherine Egan crea un mundo en el que perfectamente podría haber habitado Jack el Destripador o incluso Grenouille. Tiene ese toque romántico de los siglos pasados que tanto me gusta. Todo está conectado y ese halo de misterio y oscuridad que todo lo envuelve hacen que te sumerjas cada vez más en la lectura.
Sin duda, Julia desaparece es uno de los mejores ejemplares de literatura juvenil que he leído recientemente. Y ya es decir, porque últimamente parece que son los que más me llaman la atención. O quizá fuera el momento en el que lo he leído, ya que estaba ávida de una historia que me enganchara de principio a fin y que tuviera como hilo conductor una serie de asesinatos misteriosos. Lo único que se me ocurre decir para terminar esta reseña es que, si te pasa lo mismo que a mí, cuando empieces a leer este libro Julia no desaparecerá de tu mente durante una buena temporada.