Mucho tengo que agradecer trabajar en una librería donde poder conocer a lectoras y lectores que me recomienden auténticas joyas literarias. Como ves, no solo corresponde esa labor al librero. Una de esas recomendaciones vino de una persona apasionada del periodo romántico de la literatura y más en concreto de su, digamos, parte más oscura y pecaminosa. En ese intercambio de lecturas tan enriquecedor, surgieron conversaciones acerca de la imagen tan poderosa del Romanticismo como emblema de la palabra embellecida y los temas casi ñoños que solían atribuírsele comúnmente, en detrimento del calado sugestivo de su vertiente más macabra, inmoral y sádica. También, de cómo parecía atraer la atención todavía a muchos autores actuales esos temas oscuros, casi como si disfrutáramos al recrearnos en ellos. Así, me recomendó el mismo libro que hoy te recomiendo: La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica, de Mario Praz, traducido para Acantilado por Rubén Mettini.
En este espléndido estudio literario, el crítico Mario Praz nos conduce la mirada hacia el lado más oscuro de las literaturas francesa, inglesa e italiana del Romanticismo, y nos permite descubrir qué medios empleaban los distintos autores para transmitirse entre sí esos temas tan ocultos que compartían todos ellos. Lo hace desde una perspectiva comparatista entre literaturas y siempre permitiéndonos leer las posturas diferentes de otros críticos, convirtiendo este libro en un lugar de encuentro, diálogo y convivencia con otras posturas literarias. Los fragmentos seleccionados para ejemplificar sus teorías, enfocadas como digo al apartado más oscuro y macabro de las obras románticas, dan muestra de esos temas recurrentes en autores tan variopintos como Baudelaire, Sade, Lord Byron, George Sand, Mary Shelley, Goethe o D’Annunzio entre muchos otros.
Las primeras páginas las dedica a un acercamiento sobre el movimiento romántico desde el significado y uso propio de la palabra en la literatura. De ahí, se deduce ya su carácter pintoresco, insano, desequilibrado o quimérico. Ayudado por algunas definiciones que hacen de esta etapa literaria autores como Goethe o Baudelaire, no es sino la diabólica personalidad y el poder de influencia del Marqués de Sade quien le sirve a Mario Praz para concretar el verdadero y profundo espíritu de este libro, el sadismo como uno de los fermentos de la condición humana:
“Se debe reconocer a Sade el mérito de haber sido el primero en exponer con toda su crudeza el mecanismo del homo sensualis; […] en realidad, no hizo más que dar un nombre a un impulso que existe en cada hombre, un impulso misterioso como las mismas fuerzas de vida y de muerte con las que está inextricablemente unido”.
Algunos de los temas más destacados en el libro son los dedicados a la belleza medusea, el poder simbólico que tiene la mitología en la literatura romántica, así como la inseparable unión entre belleza y muerte que tanto sedujo a los románticos; también, las metamorfosis de Satanás que se muestran a través de fragmentos de Torcuato Tasso, Byron o Ann Radcliffe, y el nacimiento del vampirismo literario, muy unido a las endiabladas personalidades de algunos de sus autores. La segunda parte del libro, Mario Praz la dedica a la obra de Gabrielle D’Annunzio y en especial al poder de ennoblecer y sensualizar la palabra italiana en sus poesías, muy deudoras, eso sí, de la literatura grecolatina y de muchas otras influencias de sus contemporáneos que germinaron el decadentismo italiano.
En cuanto a la edición de Acantilado de este La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica, muy a destacar su elaboradísima producción de traducción a cargo del ya mencionado Rubén Mettini. Mantiene las citas originales que abren los capítulos, pero nos acerca en español los textos de los fragmentos que sirven de análisis, eso sí, acompañándolos de su versión original, algo que da un punto extra en cuanto a cuidado y valor lingüístico y literario que ofrece la editorial en un libro indispensable para estudiosos de la literatura. Sin duda, una bellísima recomendación libresca que ahora dejo en tus manos para que no la pierdas de vista cuando te acerques a una librería.