Bueno, pues ya está. Ya pasó todo. El circo vino y se fue. Meses de preparación del evento para ser engullidos en un instante como un primero, un segundo y un postre.
A veces me paro a pensar en todo el tiempo y dinero que se dedica no a cosas importantes como educación, sanidad…sino a lo que hacemos con nuestro tiempo libre, con nuestro tiempo de entretenimiento, en todo lo que se esfuerza la industria por promocionar libros, deuvedés, música… Y no se puede evitar pensar que todo esto no es sino, ciertamente, una INDUSTRIA del entretenimiento. Las personas cada vez demandan más tiempo libre y más fuentes con las que saciar esa sed y la industria lo sabe y actúa en consecuencia.
Bien, esta es una reflexión sin más en la que pienso cuando recuerdo que Planeta se gasta cada año 601.000 euros con el ganador y 150.000 con el finalista. ¡Cada año! A eso hay que sumar los gastos de hotel y desplazamiento, comidas, regalos,… Una barbaridad, en definitiva.
Pero bueno, hablemos algo, aunque sea un poco, de la gala.
Mucho famoso. Muchísimo. Famosos que no sabes bien qué pintan ahí, ya que de libros nada, pero quedan bien en la foto. Políticos que están porque… porque… porque son políticos y algo ganarán estando ahí.
Y también escritores y presentadores de programas literarios como, por ejemplo Óscar López, de Página 2…
… o culturales como el inmortal ministérico Jordi Hurtado, de Saber y Ganar.
Javier Sierra tuvo a bien dedicarme El maestro del Prado. Divertido, me comentó que era la primera vez que firmaba libros en los Planeta. Bonita letra y bonita dedicatoria.
Lorenzo Silva, creador de los fantásticos Vila y Chamorro. Le dije lo fan que era de sus personajes e historias y me lo agradeció. Desgraciadamente no llevé libros para que me firmara, pero fue muy simpático, como todos los escritores con los que pude compartir algún momento.
La cena, la manduca propiamente dicha no estuvo mal. Antes de sentarnos nos obsequiaron con unos cuantos canapés y cava, como no podía ser menos. Una vez ya a la mesa, pudimos degustar:
Canelón de Angus, setas, rúcula selvática, crema de mostaza y microvegetales.
Lubina asada con puré de zanahoria y apio bola.
Tarta de chocolate, avellanas y crema de toffe.
Café y mignardises.
¡Hey! ¿Y esta foto qué hace aquí? Si es que Anika se me cuela en todas partes… Sacadla de aquí, por favor, Seguridad!
Entre plato y plato iban mostrándonos en pantalla los votos del jurado e iban eliminándose poco a poco candidatos, aunque como ya sabéis, desde las 20.26 nosotros ya habíamos publicado ganador y finalistas.
Realmente no prestas mucha atención a la comida. Estás más pendiente de hablar con las personas de a tu alrededor, te levantas de la mesa, haces fotos, ves un poco el ambiente, haces una quiniela que te dejan en el plato… Eso es lo que más me gustó, el hablar con gente que no conoces, hablar de todo el show que hay montado, escuchar rumores, anécdotas de premios pasados.
Y cuando ya estábamos en los postres, antes del café, rápidamente, como búfalos en manada corriendo al escenario para hacer fotos a Alicia en su país de las maravillas (con la ya agotada camiseta con la palabra “Merde” y su chandal) y a Sánchez Arévalo.
(En la segunda foto, Alicia Giménez Bartlett parece cabreada, eh. Sí, me vio. Me miraba directamente a mí). Tuvo palabras de agradecimiento y aquí es donde comentó que le estaban dando muchos premios últimamente, incluso un secador en el supermercado, y que cuando en este país se premiaba mucho a una persona, era porque le faltaba poco…
En serio, me pareció una mujer muy inteligente y muy divertida.
Después la rueda de prensa, en donde comentó, literalmente “No sé de qué demonios trata mi novela, es la verdad”. Comentario cuanto menos interesante…
También dijo que no era nada autobiográfica, a lo que Fernando Delgado replicó con un acertado “Menos mal” que reímos todos.
Después de eso fuimos a la fiesta que se celebraba en el hotel, y en ella también vi a algún que otro famoso…
Hasta las cuatro de la mañana se prolongó la velada, en un ambiente de diversión y buen rollito. Todo era paz y amor y no había más. Y también alcohol a raudales, claro.
Esto fue la cena de gala. Una experiencia única y muy recomendable. Muy bien organizada y enriquecedora en lo personal. Un evento, no solo la cena, sino ruedas de prensa y todo lo que conlleva el ser invitado al Premio, al que me gustaría volver.
Desde aquí, mi agradecimiento a Planeta y a Jesús Catalina, del Área de Relaciones Externas de Grupo Planeta, que me ayudó mucho.