Buff… telita con este cómic. Ya había oído de su fama de cómic “difícil de leer”, y eso era algo que me animaba y me disuadía a partes iguales a la hora de emprender su lectura. Un reto. Y además con brujas de por medio, una figura que, por hache o por be, últimamente parece que viene a caer a mis manos como si tuvieran un imán para ella o un buen niño rollizo y comestible. Pues hala, vamos a brujear un poco.
¿Es realmente tan difícil de leer La hora bruja? Depende. En este caso no. Pero si lo hubiéramos leído cuando se publicó (entre 1999 y 2000) y de la forma en que se publicó sí que tendríamos problemas. O tal vez tampoco, si los leyeras de un tirón. Y es que este cómic se editó en tres prestigios provocando que el lector no entendiera la historia en su conjunto sino como partes, a no ser que esperara a tener los tres minivolúmenes para leerlos de un tirón… Ese es tooooodo el problemón y dificultad que planteaba el cómic de marras.
¿Pero… de verdad es tan difícil? Que no. Que ya he explicado que no. Lo que pasa es que la estructura narrativa es distinta. Es diferente a lo que estamos acostumbrados. Es, como una película de Tarantino. En concreto, como Pulp Fiction. Historias cronológicamente desordenadas y conectadas por uno o varios personajes que no se entienden del todo hasta haberlas visionado todas y que entonces se vuelven redondas y se aprecia la idea global tal y como fue concebida. Leyendo el cómic de Loeb tal vez puedes medio intuir esas conexiones pero vas algo perdido durante todo el camino. Perdido y, sin embargo, a la vez disfrutando la historia con ese no acabar de entenderla del todo pero con ganas de que te sigan contando cosas de la magia, porque eso sí, la historia es buena y te engancha.
También conviene estar atento a toda la historia, no despistarse y quedarse bien con las caras. Tiene cosas que recuerdan al maestro Gaiman y yo diría que lo más relevante son las conversaciones (que no son tan brillantes ni pomposas ni trascendentales) pero que son justo lo que queremos y necesitamos en ese momento: parábolas y misterios dentro de otros misterios.
¿Y qué es lo que nos cuenta La hora bruja? Aparte de la historia personal de la bruja Amanda (que en realidad no es que sea bruja sino wiccana) veremos cómo se cruza en el camino de gente que no pasa por su mejor momento. Ella les ofrece, como los genios de la lámpara, cambiar su vida. Pero será decisión de ellos que ese cambio sea a mejor o peor.
Parece un argumento sencillo, ¿eh? Bueno, lo es, pero contado de una forma algo enrevesada, que mola más. Esta historia es de esas que ganan con una segunda lectura, cuando ya sabes de qué va todo y los detalles que tal vez se te escaparon a la primera, los captas y saboreas a la segunda.
El dibujo de Bachalo es muy bueno, del tipo de dibujo que más me gusta, una pasada, me recordaba al de Batman: El largo Halloween, del que, curiosamente Loeb es guionista, (otro cómic muy recomendable, por cierto).
En fin, si queréis un buen argumento con tintes gaimaniacos y estructura tarantiniana y no tenéis miedo (no debéis tenerlo, os lo garantizo) a una peculiar estructura narrativa y además os gusta el tema bruja/genio de la lámpara con algún ligero giro terrorífico, no podéis dejar pasar esta oportunidad.
Sería un crimen del todo innecesario.