Trabajo como redactora y correctora, por lo que tengo bastante claro que la redacción no se improvisa. Valoro tanto el buen uso de la lengua que siempre me atraen los manuales de escritura, porque sé que me ayudarán a asentar conocimientos y a interiorizar otros nuevos. Y hoy voy a hablaros del último manual que ha caído en mis manos: La redacción no se improvisa, la guía para lograr textos de calidad escrita por Jesús Raymundo, un periodista, escritor y docente universitario de larga trayectoria.
Que el prólogo esté firmado por Alberto Gómez Font, ya da garantías de lo que nos vamos a encontrar en este manual. Alberto Gómez Font es miembro de la Academia de la Lengua de Norteamérica, director del Instituto Cervantes de Rabat y, además, fue el primer director de Fundéu, la Fundación del Español Urgente, a la que siempre recurro cuando me surge alguna duda. Él es el encargado de presentarnos La redacción no se improvisa y nos asegura que se trata de «un repaso minucioso y amplio por todos los puntos dudosos que nos pueden impedir redactar con corrección, y así nos evita tener que consultar dos o tres o cuatro libros al mismo tiempo, pues él condensa aquí, en estas páginas, lo esencial de la norma académica…». Y tiene razón. La redacción no se improvisa no defrauda.
El manual se compone de cuatro apartados. En el primero, «Normas de ortografía», aborda, por ejemplo, los últimos (y polémicos) cambios en el uso de las tildes, el correcto uso de las mayúsculas o la escritura adecuada de acrónimos y abreviaturas. En el segundo apartado, «Expresiones numéricas», nos presenta infografías para explicar cómo se escriben los números romanos y arábigos y en qué contextos hay que optar por unos o por otros, así como la escritura correcta de numerales, horas y fechas. En el tercero, «Signos de puntuación», repasa los usos del punto, la coma, los dos puntos, los paréntesis, las comillas y demás signos. En el cuarto, «Pautas de redacción», nos indica qué pasos seguir antes y después de redactar, para que expresemos nuestras ideas de forma clara y correcta, con consejos de estilo incluidos. La redacción no se improvisa concluye con un apartado de preguntas frecuentes, en el que explica, entre otras cosas, cómo redactar un correo electrónico, un tipo de texto que todos escribimos a menudo y que rara vez veo que cumpla las normas de nuestra lengua.
Junto a toda esta información, Jesús Raymundo pone ejemplos con titulares de periódicos, en los que últimamente abundan los errores ortográficos y los mensajes confusos. Y ameniza las explicaciones con curiosidades sobre nuestra lengua y con frases sobre la escritura de Vargas Llosa, García Márquez, Álex Grijelmo o la mismísima reina Letizia, entre muchos otros.
En definitiva, La redacción no se improvisa me ha parecido un manual útil y de lectura amena. La única pega que le encuentro, al menos en la versión en papel, es que las URL que recomienda no son amigables, y eso quita las ganas de consultarlas.
Como dice Jesús Raymundo en las páginas finales de este manual, para escribir bien se necesitan conocimientos lingüísticos, práctica cotidiana y, sobre todo, actitud. Preocuparnos por escribir bien es una muestra de respeto a nuestros lectores y la única manera de comunicarnos de forma eficaz. Merece la pena el esfuerzo, ¿no?
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