Reseña del libro “La última niebla. La amortajada”, de María Luisa Bombal
Es pensar o mencionar el boom hispanoamericano y que nos venga a la cabeza el nombre de algunos escritores. Todos hombres. Y nos vienen solo hombres porque estos son los que han hecho encumbrar, los que de tanto subir y ponerse delante han tapado otros nombres. Nombres de mujer. Es por eso que se agradece que en estos tiempos que vivimos haya editoriales que apuesten por dar visibilidad a cosas que hace un tiempo no la tenían, nombres que antes no lo tenían (o no tanto). Un nombre, entre ellos, es el de María Luisa Bombal. Una editorial, entre ellas, es Seix Barral.
Con prólogo de la profesora chilena Lucía Guerra, ilustraciones en blanco y negro de Paula Bonet, epílogo de José Bianco y una nota final que es algo así como unas muy breves memorias de la propia autora donde nos da un rápido repaso de su biografía, este La última niebla. La amortajada recoge toda la obra narrativa de Bombal y rinde un homenaje a la que se ha querido considerar por muchos como la madre del realismo mágico.
¿Qué encontramos dentro aparte de lo comentado? Dos novelas: La última niebla, donde se nos habla de la resignación ante la rutina, del enamoramiento furtivo fruto del desconsuelo, del ansia por querer algo diferente a lo tenido hasta que se llega al punto de seguir con lo antiguo, ya sea por miedo, por pereza, por costumbre; y La amortajada, con prólogo de Jorge Luis Borges; de esta novela, que Borges leyó en una tarde y aplaudió, se dice que es lo mejor de Bombal. Aquí nos encontramos con una muerta que hace un repaso de conciencia de lo vivido. Es su funeral, la gente la visita y ella nos da una lección sobre cada uno de los visitantes, pero sobre todo sobre ella misma. Su primer momento de descanso en la vida, su primer momento de recapacitación («¿Es preciso morir para saber?») o, como ella misma dice: «Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhelaba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte de los muertos».
A estas dos novelas se le suman cinco relatos: «El árbol», donde nos encontramos con Brígida, que se sabe «tonta, juguetona y perezosa», que escucha música clásica como mapa para sus sentimientos, que se cuestiona una relación pasada que abandonó, que se cuestiona una relación presente, y que parece que siempre quiera huir pero que esté enraizada al suelo como ese gomero de delante de casa que le hace de ancla. Le sigue «Trenzas», donde las trenzas se convierten en raíces, y se juega con las referencias de mujeres y de pelos y de trenzas de la Historia con la fuerza de los árboles agarrados al suelo, con la comunión mujer naturaleza. Hasta que las trenzas son cortadas, hasta que las raíces ya no toman suelo. Hasta que todo se acaba. Bombal se da entonces al mar, a lo hondo como lugar secreto y de secretos, a la pérdida y la consiguiente tristeza, todo envuelto en una leyenda pirata que acaba conformando el relato «Lo secreto». En «Las islas nuevas» nos encontramos con una pareja y cuatro islas nuevas. El telón de fondo de unas islas que acaban de aparecer pero que por alguna extraña razón parecen siempre ausentes, a la vez que presentes, acompañará a la onírica relación entre Juan Manuel y Yolanda, y parecerá que tú no entiendes nada mientras sientes entenderlo todo. Y llegamos al final con «La historia de María Griselda», donde se nos cuenta la historia de la figura de una mujer como planeta de una serie de satélites que son todos los demás. María Griselda es el epicentro de un todo que se parte y que pudiera llegar a ser la nada. Decía Thoreau que no está tan mal crear castillos en el aire, pero siempre y cuando se les ponga una base en el suelo. Aquí la hay y a la vez no, porque siempre se nos escapará la figura de María Griselda.
Lo dicho, toda la obra de María Luisa Bombal en un solo libro, La última niebla. La amortajada, acompañado de algunas pinceladas extra que se agradecen. Una forma diferente de ver el realismo mágico a través de una mirada que poco enseñan en las clases. Aquí, la mirada de Bombal, una mirada única, potente, muy perdurable y genial.
Si, concuerdo con el reseñista en rescatar a esta escritora chilena. Hay una literatura muy buena escrita por mujeres en américa latina en los últimos veinte años que deberían llegar a ser difundidas con mayor persistencia.