Reseña del libro “Las agujas de la noche”, de Fernando Repiso
Con el título de hoy, Las agujas de la noche nos enfrentamos a un auténtico thriller con acento español donde la crítica social y los misterios de la noche encuentran una excelente forma de salir a la luz.
Esta intrigante novela escrita por Fernando Riesco y editada por Planeta hace gala de una originalidad pocas veces vista en el género; como presentar los capítulos en una cuenta atrás (del 35 al 0); lo que consigue que el lector vaya acercándose sin frenos a la explosión final a la que este tipo de conteo nos tiene acostumbrados. A mí personalmente me ha hecho sentir incluso más nerviosismo a medida que me iba llegando el momento.
Las agujas de la noche es una novela negra con todos los ingredientes que en el género queremos (y necesitamos) encontrar pero con leves cambios respecto a otras propuestas, lo que la convierte en algo fresco. Su protagonista, el inspector Iván de Pablos, no es el policía perfecto y eso lo sabemos nada más conocerlo; cuando aparece por primera está despertando con resaca de alcohol, sexo y drogas y acudiendo a una llamada de emergencia. Entendemos su forma de vivir mientras va despertando su mente a base de rayas de coca en el recorrido a la escena del crimen.
Acude, en Sevilla, a un local de saunas con servicio especial, donde ha aparecido el cadáver de un joven. Iván conoce allí a casi todo el mundo, por ser cliente habitual, y conoce al marido del fallecido porque mantuvo con él una relación sentimental unos años antes (esto puede resultar una ventaja al principio, aunque ya veremos cómo avanza la cosa).
Este inspector de policía cumple los requisitos establecidos para ser el héroe de una novela negra, pero con leves diferencias. Es adicto a abusar de sustancias, pero no exclusivamente del alcohol; Iván consume todo lo consumible y le vemos disfrutar igualmente de una botella de licor que de dos pastillas de diferentes sustancias. Además, es un hombre al que le gusta satisfacer sus necesidades sexuales noche sí y noche también, pero sus gustos son muy diferentes a lo habitual en este tipo de novelas. Iván es homosexual y esto, junto a sus excesos, hacen que no tenga muy buena fama en el cuerpo de policía.
Fernando Riesco logra, en una sola novela, poner de manifiesto muchas desigualdades que aún existen en nuestra sociedad, por muy “modernos” que nos creamos. La homofobia en ciertos colectivos profesionales es el pan de cada día, y el abuso que sufren en algunas comarcas ancladas en el pasado más rancio, es una lacra que vemos reflejada con respeto y objetividad. Me ha gustado la crítica ofrecida.
Personajes secundarios igualmente magníficos acompañan a este inspector, como el médico forense Carlos Sepúlveda, con una perfección personal y profesional envidiable; o Julia, inspectora catalana recientemente afincada en Sevilla, que va a enseñar a Iván nuevas reglas de juego y nuevos métodos.
Las agujas de la noche tiene un ritmo acompasado, vamos descubriendo capítulo a capítulo todo lo que una ciudad puede esconder cuando parece que nadie mira. Si te gusta la novela criminal, aquí encontrarás todo lo que puedas esperar en una historia de calidad.
La prosa de Fernando Riesco es fresca, es atrevida, es sexy, es manipuladora, es reivindicativa, es elegante y es misteriosa. Es una grata sorpresa que me hace orgullecer de las letras patrias.
Que la Editorial Planeta ofrezca su imagen corporativa con este título, es ya una buena referencia, por eso, leer Las agujas de la noche es una buena opción para descubrir una nueva forma del género literario que tantas noches nos mantiene en vela.