Reseña del libro “Las chicas de Chapel Croft”, de C.J. Tudor
Voy con un poco de retraso porque tendría que haberos hablado de este libro hace unos meses, cuando se publicó en España. Y el motivo no es otro que el hecho de que me apasione su autora. Necesito leer todo lo que escribe, como si fuera una droga, como si supiera que no puede haber ni una palabra, ni una línea de sus obras que me decepcione. Sin embargo, este año se me han pegado las sábanas. He sido mamá recientemente y las novedades literarias pasan sobre mí como si estas fueran agua y yo estuviera hecha de aceite. Pero bueno, lo importante es que aquí estoy, por fin, dispuesta a hablar de uno de mis libros más esperados y que, ya os adelanto, no me ha decepcionado nada en absoluto.
Conocí a C.J. Tudor con El hombre de tiza. No sé si os acordáis de él, pero tuvo una campaña de marketing brutal en España y se habló de esa novela durante bastante tiempo. Eso sirvió para que la autora inglesa se abriera camino como autora superventas en nuestro país, y es que, además de una presentación muy interesante, el libro tenía tanta calidad que los que nos acercamos a él nos encandilamos con la forma de escribir de la autora. Después de ese libro vinieron otros dos más, destacando sobre todo La otra gente, que hasta ahora sigue siendo mi favorito. Y con eso demostró que, además de ser una autora prolífica, estaba dispuesta a darnos mucho contenido y de muchísima calidad. ¡Y yo encantada!
En esta ocasión, la novedad se llama Las chicas de Chapel Croft. C.J. Tudor ha optado por regalarnos una protagonista muy especial: una reverenda que acaba de mudarse con su hija a un pequeño pueblo de Inglaterra donde ha encontrado un nuevo trabajo. Sin embargo, aunque pueda parecer que su vida va a ser tranquila desde ese momento, en el instante en el que se entera de que está sustituyendo a un reverendo que se ha suicidado, se da cuenta de que ese pueblo no le va a poner las cosas fáciles. A eso le tenemos que sumar las leyendas que todo el mundo conoce y que hablan sobre la desaparición de dos chicas años atrás y los extraños rituales que la gente del pueblo lleva a cabo para honrar la memoria de unos mártires que fueron quemados en una hoguera siglos atrás.
Pero no solo eso, Jack, nuestra protagonista, tendrá que lidiar con la dificultad de ser madre de una adolescente que no es como las demás. Su hija, Flo, es una chica que no se deja llevar por las modas y que prefiere pasar el tiempo con su cámara fotográfica antes que estar en cualquier bar. Quizás por eso no es aceptada en el instituto y le cuesta tanto hacer amigos. Por eso quizás necesite juntarse como sea con alguien, aunque sea con aquel chico rarito que tan poco gusta a Jack.
Tengo que decir que me ha gustado mucho el detalle de que la protagonista fuera madre. Se nota que la autora lo es y no ha desaprovechado la oportunidad de usarlo para hablar de lo difícil que es la crianza. Y no hace falta vivir en un pueblo con leyendas oscuras para darse cuenta de esto. Quizás ese es el punto que une el relato con la realidad ya que en en algunos momentos se hace difícil ver esa línea que separa la realidad de la ficción. Parece que estamos en un thriller normal y corriente y de repente la autora se toma unas licencias que podrían hacernos pensar que estamos en una novela de fantasmas. Y esto no es un «pero», es un recurso que le funciona muy bien y que ha utilizado en todos sus libros. Es ya un sello personal. Crea una atmósfera con mucha ficción para luego recordarnos que lo que está contando no tiene nada que ver con las ilusiones que en un principio habían pasado por nuestra cabeza.
Desde luego, Las chicas de Chapel Croft ha sido una novela digna sucesora de lo que Tudor nos había ofrecido hasta ahora. Y puedo afirmar sin ninguna duda que esta autora está haciendo las cosas muy bien y que tendremos sus historias a nuestro lado durante muchísimos años.