Las horas oscuras

Las horas oscuras, de Juan Francisco Ferrándiz

La luz frente a la oscuridad. El Bien y el Mal. El conocimiento frente a la destrucción. Batallas entre los extremos de una misma línea continua que, en muchas novelas, han sido tejidas con mayor o menor fortuna. Entonces, ¿por qué “Las horas oscuras” es diferente? Déjenme, vuesas mercedes, que les cuente las divinidades y demonios, los claros y sombras, los amores y desventuras que, en esta novela, se cuentan por docenas. Porque entre sus páginas podrán encontrar buenas historias con las que pasar el día, y terrores que les harán estremecerse en las noches más aciagas. Comiencen el viaje conmigo, y no saldrán defraudados.

El mundo se prepara para el año 1000. El fin y el principio de un milenio. Y las teorías que pronostican que todo acabará en una lucha encarnizada empiezan a hacerse realidad en Irlanda. Un monje aparece en un pequeño poblado para reconstruir un monasterio que abarcará todo el conocimiento perdido por la humanidad. Pero algo acecha en las sombras, una oscuridad que quiere destruir todo lo que la congregación de fieles ha construido. Y en la batalla final, ¿quién o qué saldrá victorioso? ¿Es el fin de los tiempos? ¿Queda esperanza más allá de los muros de piedra del monasterio?

Me gustaría hacerle una pregunta al Juan Francisco Ferrándiz: ¿por qué me has hecho esto? Gracias a “Las horas oscuras”, he sumado noches de insomnio a mi, ya de por sí, maltrecho cuerpo. Y es que, una vez descrita la situación inicial, una vez puestas sobre la mesa las cartas y los personajes con los que me dispuse a jugar a este juego, un nudo en la garganta se me iba haciendo presente con cada capítulo. Y es que, a través de la mirada del protagonista principal, Brian de Liébana, vamos descubriendo un mundo lúgubre, penetrante, lleno de magia y supersticiones. Y la traición, las manchas que hacen que se ensucie el alma humana. Pero también la fuerza, la posibilidad de cambiar nuestro destino. Y es que, aunque se ha adjudicado a “Las horas oscuras” el papel de novela histórica (muy bien llevada, y con una buena documentación sobre el contexto en el que se cuenta la historia), en su interior se encuentra también la novela de misterio, esparciendo los matices necesarios para que el lector se sienta prisionero, quiera saber más, necesite entender por qué sucede lo que sucede en la historia. En definitiva, una magia que lo recubre todo y que te hace ponerte en la piel de los personajes. Y que a mí me tuvo en vilo hasta las 4:30 a.m. para saber cómo acababa la historia.

¿Realmente merece la pena “Las horas oscuras”? Sí. ¿Gustará a todo el mundo? No, pero eso pasa con toda historia contada. Cuando lo he recomendado, muchas personas me han dicho que son demasiadas páginas, que creen que se van a cansar. Y yo siempre les digo lo mismo: ¿qué importan las páginas, si lo que te cuentan es realmente interesante? Y esta historia lo es y os voy a decir por qué: porque me ha parecido increíble comprobar cómo Juan Francisco Ferrándiz ha creado un papel de mujer tan fuerte, tan arriesgado, tan fuera de lo común; porque la historia es ambiciosa, cautivadora, y vertiginosa (sobre todo en los últimos momentos, cuando el misterio que sacude la pequeña localidad de Irlanda empieza a resolverse) y, queridos lectores, porque la historia es tan creíble que, por un momento, es posible que te olvides que no te encuentras en pleno siglo XXI.

Por eso os invito a conocer “Las horas oscuras”. Porque en este gran viaje que se nos presenta encontramos misterio, amor, traiciones reales, aderezado con la magia de una época que, para el común de los mortales, se escapa a nuestra mirada.