El reclamo promocional de este libro es poco menos que irresistible: J.M. Coetzee escribiendo sobre escritores. Y es irresistible porque considero a Coetzee uno de los mejores escritores vivos y un intelectual de gran altura, por lo que sus análisis sobre maestros de la literatura son doblemente atractivos. Pero aunque las manos de los maestros es eso que promete, resulta también es otras cosas, una recopilación de ensayos de muchos temas. Trata sobre todo de escritores, es cierto, pero también tiene sorpresas. Uno se sorprende de que alguien sienta la necesidad de escribir, pongamos, sobre la pereza de los hotentotes, pero se sorprende más aun, créanme, de leerlo apasionadamente. Porque la prosa, el espectáculo de la mente de Coetzee en movimiento, su despliegue argumental llevan inevitablemente a la emoción y a la admiración. Tanto da si habla de la pereza de los hotentotes como de Phillip Roth.
Este primer tomo de sus ensayos selectos recoge los siguientes:
-“¿Qué es un clásico?”, una conferencia.
– La ociosidad en Sudáfrica
– Lo pintoresco, lo sublime y el paisaje sudafricano
– El diario de Hendrik Witbooi
-Gordimer y Turguéniev
– La autobiografía de Doris Lessing
– Walt Whitman
– William Faulkner y sus biógrafos
– Arthur Miller, Vidas rebeldes
– Phillip Roth y su crónica de la plaga
– Las últimas instrucciones de Patrick White
– La poesía de Les Murray
– Leer a Gerald Murnane
Como ven el abanico de temas y autores que Coetzee pone bajo su particular lupa es amplísimo, tanto que garantiza que cualquier lector encuentre el Las manos de los maestros temas de su interés, aunque debería puntualizar que ese interés al que me refiero es previo, les aseguro que una vez empiecen a leer cualquiera de los ensayos les nacerá un interés nuevo e intenso por el tema tratado.
Coetzee no habla superficialmente de los temas, sea lo que sea aquello de lo que trata lo hace con seriedad y profundidad. Si habla de un libro no lo hace como podemos hacerlo aquí sino que destripa el argumento, el estilo, el final… todo. Y hace bien, lo suyo no son reseñas sino ensayos y uno debe acercarse a ellos no por saber más o menos sobre el tema, sino para saber lo que Coetzee dice de él. Incluso de los temas que uno cree conocer bastante, en mi caso me consideraba no experto pero sí iniciado en Faulkner o Turguenev, descubre uno infinidad de datos y matices si tiene el privilegio de mirarlo con los ojos de Coetzee. Las manos de los maestros vistas a través de los ojos de uno de ellos, un verdadero placer.
Andrés Barrero
@abarreror
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