Levantarse y luchar

Levantarse y luchar, de Rafaela Santos

La mayoría de libros de autoayuda que tradicionalmente han ido saliendo al mercado en estos años tratan, grosso modo, de las emociones positivas, de técnicas o estrategias para aprender a ser más proactivos o, en lenguaje sencillo, sacar el mayor provecho posible de la vida siendo más fuertes psicológicamente, por regla general a través del pensamiento positivo. Pues bien, Levantarse y luchar no se encuadra dentro de la categoría de libros de autoayuda.

Y no es así porque la autora, Rafaela Santos, no nos propone una serie de técnicas, listas de consejos ni nada parecido; pero es un libro que nos puede ayudar a conocer mejor ciertos conceptos de la ciencia de la psicología y, como objetivo que sería el más deseable, conocernos mejor y reconocer esos conceptos y capacidades en nosotros mismos.

Principalmente, Levantarse y luchar habla de la resiliencia; dicho de otra forma, de la capacidad que tenemos de soportar una situación negativa, difícil, crítica o incluso extrema, sin que nos destroce psicológicamente, volviendo a ser nosotros mismos y añadiendo a nuestro bagaje las lecciones aprendidas de esa experiencia. En realidad, no es nada nuevo: Levantarse y luchar trata de la capacidad del ser humano de sobrevivir a todo, absolutamente a cualquier cosa; seguramente, una capacidad asombrosa pero, a la vez, absolutamente básica e inscrita en nuestros genes. Y para convencernos de que todos somos resilientes en potencia, no hace falta que nos lo diga un libro de psicología; es seguro que todos podemos recordar situaciones de nuestra vida que pusieron a prueba nuestro aguante y nuestra capacidad de resistir y superar lo que nos echaran… y salimos victoriosos.

Levantarse y luchar es un libro escrito en lenguaje divulgativo y sencillo y, a la vez, muy sentido; se nota que Rafaela Santos está convencida de su mensaje y de que cree firmemente que todos somos resilientes y que podemos ejercitar y desarrollar esa cualidad aún más. (No en vano Santos es presidente del Instituto Español de Resiliencia, además de médica especialista en Psiquiatria). Y sienta muy bien, y se lee muy a gusto un mensaje que emana honestidad y convicción, en un estilo personal, muy cercano, por parte de Rafaela Santos.

Para ilustrar este concepto, Rafaela Santos recurre a ejemplos de personas resilientes. Algunos casos son más dramáticos y más impactantes que otros; entre los más impresionantes figura, por ejemplo, el del arquitecto mexicano Bosco Gutiérrez, que Rafaela Santos entrevistó personalmente y que le contó cómo su psique fue capaz de superar un secuestro que fácilmente podía haber desembocado en su muerte física o en su devastación mental para lo que le quedara de vida. Hay también testimonios en primera persona de jóvenes que quedaron parapléjicos o tetrapléjicos y que consiguieron integrar su nuevo yo en un nuevo proyecto de vida saludable; de madres que vieron morir a hijos muy pequeños y enfermar a otros hijos víctimas de mismo mal; o de profesionales de éxito que superaron el cáncer. Son ejemplos escogidos, indiscutiblemente sólo un puñado entre miles de casos, pero lo que destaca de ellos es que Santos nos describe –dándoles a ellos la palabra– cuál fue su proceso psicológico de aceptación de la adversidad y de construcción de una nueva vida en la que, lejos de negar lo sucedido o de maquillarlo de un color de rosa incongruente, consiguieron convertirse en personas de éxito.

Una parte muy importante de Levantarse y luchar, a mi entender, es que la autora recalca constantemente que no se trata de esquivar el dolor, ni de fingir que no existe. No nos propone, ya lo he dicho, mensajes positivos a toda costa. Rafaela Santos nos recuerda una y otra vez que el dolor es parte esencial de la vida, una parte inevitable; y que, en lugar de rebelarnos ante él, lo inteligente es aceptarlo, aceptar la vida como es, y hacer que juegue a nuestro favor. En ese sentido, es un libro que no engaña, no promete que seremos felices aquí y ahora con sólo leerlo, no sugiere fórmulas mágicas que en realidad no existen; en cambio, hace divulgación de una capacidad que todos tenemos, que podemos fortalecer, y de la que a menudo nos olvidamos.