Reseña del libro “Los optimistas”, de Rebecca Makkai
No es que sea un tema que no se haya tratado antes, pero en los últimos tiempos han ido apareciendo bastantes más obras de lo habitual que se sitúan en torno a los primeros años del sida, que hablan de las vivencias de los que estuvieron allí tanto desde la ficción como desde el testimonio. Una tendencia que además se ha visto alimentada por las comparaciones entre el VIH y el SARS-CoV, dos virus que pusieron patas arriba el mundo y a los que se respondió de manera muy distinta. It’s a Sin, la magnífica serie de HBO, quizá es la más conocida, pero ahí están también el rescate de los diarios botánicos de Derek Jarman (Naturaleza moderna) y el film francés 120 latidos por minuto, una mirada al activismo de Act-Up en pro de la investigación sobre la enfermedad y los derechos de los enfermos. Los optimistas, de Rebecca Makkai, viene a sumar una referencia más, que nunca está de sobra, en este caso desde la ficción pura y dura y de la mano de una autora que no experimentó de primera mano la epidemia.
La acción se sitúa en un doble plano temporal. Por un lado, Chicago, a mediados de los 80, donde el sida hace estragos en la comunidad gay. Entre el desconocimiento, el miedo y el estigma, un grupo de amigos (Fiona, Yale, Richard, Julian) intenta salir adelante mientras enferman y mueren sus conocidos, familiares y ellos mismos. No se trata solamente de lidiar con el virus, sino de continuar con unas vidas aparentemente normales, en un ejercicio equilibrista de doble ocultación de la tendencia sexual y de la infección. Así, Yale intenta conseguir unas valiosas obras de arte para la universidad que trabaja mientras teme su contagio y el de su pareja, Fiona intenta aclarar su futuro tras la muerte de su hermano Nico al tiempo que cuida de todos ellos y Richard consigue ganar notoriedad para sus fotografías precisamente inmortalizando la lucha y los peores momentos de los que le rodean.
Por otro lado, el texto nos lleva a 2015, donde una Fiona treinta años mayor busca en París a su hija Claire, a la que lleva años sin ver tras su ingreso en una secta. Sus semanas allí, en casa de Richard, servirán para recordar una vez más la década que los marcó para siempre.
La documentación es impresionante y al mismo tiempo toda la información objetiva sobre síntomas, pruebas y demás está introducida de manera bastante natural. Eso sí, el hecho de que se trate de algo imaginado, no vivido, resta un poco de fuerza al conjunto, el reparto entre los dos planos temporales es muy desigual y no diría que esta es “la gran novela sobre los primeros años del sida”, como se ha apuntado por ahí. En cualquier caso, Rebecca Makkai consigue con Los optimistas (Sexto Piso) una narración consistente que no cae en un excesivo dramatismo y refleja bien las enormes dificultades de aquel momento para el colectivo homosexual seropositivo. Además, se convierte en una reflexión interesante sobre la memoria que queda de los que mueren más jóvenes, y acerca del sentimiento de culpabilidad y dolor de aquellos que sobreviven.