Bosque. ¿Qué es un bosque? Una extensión de terreno densamente poblado de árboles, arbustos y matorrales. Esa es la definición. Vale, muy bien, pero… ¿qué os viene a la mente cuando pensáis en un bosque? A mí, al menos, cosas oscuras y tenebrosas, casitas ocultas entre las ramas, brujas incomprendidas y llenas de poder, y monstruos escondidos detrás de una sombra.
Todo eso espero encontrar cuando veo un libro con la palabra «bosque» en su título. De hecho, la última novela que leí con esta característica fue El bosque de las cosas perdidas, y os puedo asegurar que cumplió mis expectativas.
¿Y la historia que hoy os traigo? ¿Lo habrá hecho también?
Más allá del bosque, de Tess Carroll, me llamó la atención al instante. Con ese título, ¿cómo no iba a hacerlo? El caso es que tampoco dice mucho en su contraportada, pero lo poco que dice es intenso y brutal. Te hace desear adentrarte en ese lugar de tinieblas y averiguar quién es Zia y qué relación tendrá con el intruso.
Zia, una Vigilante del Bosque. Cuatro pueblos colindantes: Noreva, Finerio, Retemu y Desha. Tres normas. Un secreto. La Muerte. Un intruso. Todo patas arriba: las reglas, las creencias y el mundo de Zia se tambalearán.
Quiero contaros más, me encantaría, pero mientras leía esta historia, cuanto más avanzaba, más me daba cuenta de que debía mantenerme callada y guardar este secreto, porque cada página nos va desvelando pizcas, pedacitos de información que alimentan nuestra curiosidad, nuestras ganas de conocer lo desconocido, lo que hay más allá, de entender a los personajes, sus posiciones, sus experiencias, su vida y, sobre todo, su muerte.
Porque la muerte es parte de la vida y a mí todo lo que huela a ella me fascina en una buena historia. El hecho de que nos arrastre a tocarla con la punta de los dedos, a ser esos que la protejan, esos que la venzan, esos que vuelvan del otro lado para contarlo, me atrae tanto como la miel a las abejas. Y Más allá del bosque nos muestra ese sueño para hacerlo realidad y que disfrutemos siendo Vigilantes del Bosque y ciudadanos, siendo intrusos y siendo dioses.
Una novela esta que merece que la degustemos poco a poco, página tras página, sin prisa. La prosa de la autora nos invita a hacerlo así, nos seduce con su narración de cuento antiguo y moderno al mismo tiempo. Nos empuja con su ritmo trepidante y nos obliga a estar colgados de las ramas de los árboles de ese bosque de principio a fin.
Un bosque que esconde una metáfora. Una metáfora en forma de bosque. ¡Qué más da! Esta novela nos habla de un miedo profundo a algo, el más grande que puede sentir el ser humano. Ya sabéis a lo que me refiero, ¿verdad? Un miedo que se transforma en curiosidad, y… la curiosidad mató al gato.
Y lo gracioso es que somos tan simples que si nos lo disfrazan de otra cosa, caemos dentro sin pensarlo. Somos como una polilla que va directa a la luz.
De este modo, con una gran imaginación y varios temas interesantes sobre la mesa, Tess Carroll nos sorprende y nos hace reflexionar. Nos ofrece dos personajes principales, dos puntos de vista distintos, dos perspectivas separadas pero que nos representan a todos: Zia y Taron. Y a través de ellos vivimos esta historia. A través de ellos experimentamos la madurez, la amistad, el amor, la aventura, el valor, un viaje, lo desconocido, los tratos, la muerte y el destino.
Zia, vigilante, guardiana, al más puro estilo Caronte. Taron, aventurero, dispuesto a enfrentarse a lo prohibido, a saltarse las normas establecidas y a burlar su camino.
Sin embargo, Taron no es el único que lo hace, ya que la autora, a través de Zia, también nos demuestra que el ser humano se rebela a lo que la vida le tiene preparado, a su función, a lo que se supone que está destinado desde que nace.
Y aun así, muchas veces, aunque queramos huir de nuestro destino, este nos persigue porque somos un eslabón más de la cadena, y si intentamos cambiar de camino, esta se romperá en mil pedazos.
Pero entonces, ¿qué esconde este bosque? ¿Qué criaturas y engaños hay dentro de él? ¿Podremos entrar? ¿Podremos salir? Si no sois capaces de resistiros a él, a este país de las maravillas disfrazadas de pesadillas, a este relato cubierto de escalofríos con giros inesperados, con sorpresas que os pondrán los pelos de punta y que os mantendrán expectantes ansiando saber más sobre la cruda y última verdad escondida y vestida de árbol, pedid permiso a los Vigilantes para pasar Más allá del bosque… porque esto es solo el principio.