Isabel Allende es una de mis autoras más admiradas, creo que ya lo he comentado. Me gusta su forma de escribir: directa, sincera y sin tapujos. Me gusta la sensación de alegría de vivir que trasmite, que se nota todavía más en los últimos libros. Me encanta como conecta el más acá con el más allá, su realidad mágica o su fantasía auténtica. Es fascinante como describe a los personajes y sus relaciones, con pocas palabras eres capaz de entender sus interiores y pensamientos, de ponerte es su lugar. Es una maestra profundizando con sencillez, allanando el camino, haciéndote comprender lo más difícil.
Siempre que la he recomendado, ha triunfado. He tenido el caso de un usuario de la biblioteca, hombre, que era muy reticente a leerla. Le gustaba Alberto Vázquez-Figueroa y Eduardo Mendoza, pero se acababan ese tipo de autores y quería explorar algo más, así que le insistí con Isabel Allende. Se llevó Inés del alma mía y volvió a las dos semanas dándome las gracias. Me dijo que había sido el primer libro escrito por una mujer en el que había sentido que lo habían entendido como hombre, identificado. Se llevó Hija de la fortuna y Retrato en sepia y se convirtió al “isabelismo”.
Más allá del invierno es su último trabajo, en el que vuelve a demostrar la profunda belleza de lo sencillo. En este caso, el escenario está en Brooklyn, a principios del 2016. La ciudad está paralizada por una gran nevada y Lucia Maraz se siente encerrada en el sótano congelado en el que vive desde hace unos meses. Lucia es chilena, de sesenta y tantos y le está dando otra oportunidad a su vida, una nueva perspectiva, intentando ilusionarse otra vez después de pasar una mala racha. Su vecino y casero es Richard Browmaster, compañero y colega de la universidad que es un hombre obsesivo, preocupado, solitario y maniático. Se conocen desde hace años, de cursos, seminarios y reuniones. A ella le gusta, pero desde que se ha trasladado allí, él parece evitarla e ignorarla. Ella tiene adoptado un chiguagua viejo y feo y él, cuatro gatos. Richard tiene que salir por una emergencia ese día imposible de nieve y choca con el coche que conduce Evelyn Ortega, que se va murmurando asustada, sin que Richard pueda hacer nada para entablar conversación, más que entregarle su tarjeta. Evelyn aparecerá ese mismo día, unas horas más tarde, asustada, pidiendo ayuda. Es una joven guatemalteca, inmigrante sin papeles, y el coche era de su jefe al que tiene pánico.
Así comenzará una relación intensa y precipitada entre los tres personajes. Sabremos de la historia y pasado azaroso de los tres, mientras solucionan lo que se les ha presentado: una sorpresa en el maletero del coche golpeado. Viajaremos a Chile y Canadá con Lucia y conoceremos a su familia. Viviremos con Evelyn, su abuela y hermanos en Guatemala. Visitaremos Brasil con Richard. Cambios políticos, violencia, el sufrimiento de los que necesitan huir al norte para sobrevivir, personas que dejan de ser ellas, muchas muertas de verdad y otras en vida, esclavizadas y abusadas, muchas desaparecidas y olvidadas. El dolor de la pérdida, de la culpa y del abandono. Las relaciones familiares, el amor y el desamor. Todos estos temas se mezclan magistralmente en esta novela.
Me ha gustado mucho, como siempre. Quizá se me ha hecho corto, aunque se hayan cerrado todos los círculos, aunque se haya llegado al destino, me he sentido abandonada cuando he acabado el libro, me apetecía quedarme un ratito más con Lucía, Richard y Evelyn. Especialmente Lucia, pura energía y alegría. Con una forma simple, aunque no simplista, de ver la vida. Con los pelos a lo loco y tanto sentido del humor. Con una personalidad muy parecida a la que yo le presumo a la autora.
Me está costando mucho hacer esta reseña, ya lo he hablado con mis compañeros, y parece ser que es un mal que nos acecha a más de uno, pero me cuesta más explicar lo que me gusta mucho. Siempre te quedas con la sensación de que la reseña es pobre, que no refleja todo lo que quieres transmitir. Si soy muy efusiva, parecerá que soy pelota, si soy comedida, parecerá que no me ha entusiasmado… ese equilibrio es difícil. Para expresar estas cosas son muy útiles los emoticonos, aquí pondría caritas sonrientes con ojos de corazones.
Me gusta mucho Isabel Allende. Soy su lectora desde el primer libro y siempre espero el nuevo. Pero esta novela me dejó con la sensación de que faltaba algo, aunque todas las historias estuvieran cerradas. Creo que cada una de ellas da para un libro porque son muy intensas, sobre todo la de Evelyn. Sin embargo, la trama principal se resolvió tan rápido y con tanta simpleza que me dejó una sensación de superficialidad. Aunque como siempre, espero su próximo libro.
Gracias Carol por tu comentario. Creo que tu reflexión es muy acertada, esa misma sensación tuve yo, como de precipitación por acabar, todo cerrado sí, pero … Yo disfruto mucho siempre con sus libros pero quizá este sea de los más flojos. De todas formas, merece la pena leerlo.
Abrazo.
Es maravillosa, la capacidad de hacerte volar que tiene, tal vez, aquí, faltaría ese no se que, es brillante y soñadora!!
Totalmente de acuerdo contigo Daniel, es brillante y quizá esas altas expectativas que siempre tenemos hacen que seamos más críticos y exigentes.
Abrazo