Reseña del poemario “Mujeres del 27. Antología poética”, de José Luis Ferris
Mujeres del 27. Antología poética, comienza con un prólogo del director de la recopilación, José Luis Ferris, donde explica el porqué de la misma y me gustaría, si me lo permitís, extraer un fragmento que lo resume a la perfección y que reza así:
“Libros como este no deberían existir. Publicar una antología de escritoras con u sentido claro de reparación o como un ajuste de cuentas con la Historia es la prueba elocuente de que algo no ha funcionado bien en el pasado”.
Mujeres poetas y ensayistas, escritoras que la dictadura franquista silenció, puede que por la creencia de que las mujeres debían “estar en su sitio” y escribir poesía no lo era, o porque dejarnos libertad creativa era dejarnos tener ideas, cualquiera sabe; no seremos nosotros los que debatamos las razones que los llevaron a ello, pero ¡flaco favor hicieron a la literatura!
Mujeres del 27. Antología poética (Editorial Austral) recopila poemas de estas mujeres de la Generación de Plata de la poesía española, la del 27. Una generación laureada durante años por el fabuloso elenco de poetas masculinos que la conformaban: Lorca (1898 – 1936), Emilio Prados (1899 – 1962), Manuel Altolaguirre (1905 – 1959), Jorge Guillén (1893 – 1984), Vicente Aleixandre (1898 – 1984) o Miguel Hernández (1910 – 1942). Hoy, ellos ceden su lugar de honor en el podio y por fin le hacen justicia a las “sin sombrero” (llamadas así porque fueron las primeras mujeres que se pasearon por las calles de la ciudad sin el sombrero al que la ley las obligaba).
Estamos ante un gran poemario, con bellas estrofas que posiblemente nunca antes habías disfrutado, y el hecho de que muchas no se hayan visto publicadas hasta ahora es, precisamente, lo que la hace tan importante. Nos las va presentando con una leve introducción sobre su persona y su vida; lo que se agradece y se disfruta a partes iguales, pero ¿quiénes son y que nos aportan?, yo te lo voy a explicar, y lo haré como mejor se merecen: con sus poemas.
Lucía Sánchez Saornil (1895 – 1970). Fragmento de “Soñar, soñar siempre”: Has jugado y perdiste: eso es la vida; el ganar o perder no importa nada, lo que importa es poner en la jugada una fe jubilosa y encendida.
María Luisa Muñoz de Buendía (1898 – 1975). Fragmento de “Voz perdida”: Se me ha perdido en el silencio el eco de tu voz; por encontrarlo voy cantando por el camino una canción.
Rosa Chacel (1898 – 1994). Fragmento del libro “Versos prohibidos”: Mis manos van a tus delgadas manos que ignoran el carnal, curvo abandono, que atraviesan la vida y sus anhelos con la pureza de las alas.
Concha Méndez (1898 – 1986). Fragmento de “Aeronáutica”: La vi caer, ondulante. La vi apresada en sus dedos. La vi agitarse en sus manos a la par que su pañuelo.
María Cegarra (1899 – 1993). Fragmento de “Indiferencia”: Como cosa pequeña que cae y se pierde, sin hacer ruido, ya no estabas un día.
Margarita Ferreras (1900 – 1964). Fragmento de “11”: Devané mi alegría a la Tierra, la estreché entre mis brazos elásticos. A las frentes abrasadas de fiebre, les di sueños de río y charcos.
Cristina de Arteaga (1902 – 1984). Fragmento de “Lo más triste”: En mi vida corta y vaga más de una flecha certera abrió en el alma una llaga lastimera.
Elisabeth Mulder (1904 – 1987). Fragmento de “Rebeldía”: Señor, ni sumisión ni mansedumbre quiero, no soporto lo inocuo de mi yugo. Soy rayo, río, volcán, soy muchedumbre, no tolero cadenas ni verdugo.
María Teresa Roca de Togores (1904 – 1989). Fragmento de “La mentira”: Sin mí no existiría la esperanza, doy vida y realidad a la ilusión, soy el arma mejor de la venganza,
Ernestina de Champourcin (1905 – 1999). Fragmento de “Poemas ausentes”: Te esperaré desnuda, seis túnicas de luz ante ti deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.
Josefina de la Torre (1907 – 2002). Fragmento de “Cuando veo mi imagen reflejada”: Cuando veo mi imagen reflejada en la luna impasible del espejo, siento cómo me duele su reflejo, tan fiel a mi verdad enajenada.
Carmen Conde (1907 – 1996). Fragmento de “Canto a Amanda”: Gracias por la luz que me descubres. Creiste en mí, me diste tanto, que soy toda de mí. Te reconozco.
Ana María Martínez Sagi (1907 – 2001). Fragmento de “Fusión”: Ya mi voz no es mi voz ni la tristeza es mía si sé ya que raíz está ardiendo en mi herida.
Marina Romero (1908 – 2001). Fragmento del libro “Honda raíz”: Si me diste el amor, no me lo quites, que llevo andado ya lo duro del camino.
Josefina Romo Arregui (1909 – 1979). Fragmento de “El amor a las cosas”: Llevo dentro del alma este amor a las cosas, que es la esencia suprema de mi amor a la vida, y por él son fecundas raíces dolorosas en la aridez estéril de mi ilusión perdida.
Manuela López García (1910 – 2005). Fragmento de “Huyendo”: Voy huyendo de mí, sujetándome en los vértices del momento sin volver la vista atrás.
María Teresa León (1903 – 1988). Fragmento de “Soñar, soñar siempre”: no tengas miedo de la noche oscura, no te agarres a mí con temblores del que ha visto un león en la espesura.
Que se lean alto y claro, que se reciten sus poemas, que no sigan cayendo en el olvido, que sus nombres suenen a poemas.
Mujeres del 27. Antología poética de la Editorial Austral. Un homenaje necesario. Un poemario imprescindible. Un recuerdo que no puede volver a ser olvidado.