Hoy me enfrento a una reseña difícil de hacer. Porque quiero contar muchas cosas y a la vez no quiero contar nada. Un dilema, vaya. Y es que, por una parte, me encantaría desgranaros todo lo que pasa dentro de la novela, pero por otra parte ya os imagináis que, haciendo eso, os estropearía el libro. Así que bueno, me voy a contener y voy a contar lo esencial y lo que creo que os va a resultar relevante para decidiros a leer este libro.
Lo primero que llama la atención de esta novela, Plomo sin balas, cruel fantasía, de Antonio Marzabal, es que son dos personajes los principales, aunque no son los únicos que nos van a importar. Por una parte tenemos a Juan, un pobre hombre que lleva en las listas del paro más tiempo del que le gustaría admitir y que se ve envuelto en una trama de decadencia sin fin en las calles de Barcelona. Y, por otra parte, encontramos a Lourdes, una mujer que fantasea con historias románticas y eróticas tratando de olvidar infructuosamente las horas intempestivas a las que su marido vuelve a casa.
Estas dos historias, estas dos almas, se encontrarán sin remedio cuando un hombre recibe una brutal paliza en un portal. Lourdes está con él y trata de ayudarlo, precisamente llamando al telefonillo de Juan, que vive unos pisos más arriba. Ese destino fortuito, esa casualidad, es el comienzo de una trama de idas y venidas donde los dos personajes no parece que tengan nada más en común. Juan seguirá su vida, entre bares, prostitutas y gente que lo ha perdido todo, y Lourdes se pasará más horas de las debidas junto a la camilla del hombre agredido, con la esperanza de que, cuando despierte de su letargo, él vea todo lo que ella está haciendo para que salga adelante.
Y por el camino nos encontramos con varios personajes más que serán la esencia del libro. Podría parecer que la esencia, lo importante, son los protagonistas, como suele ocurrir casi siempre. Pero pronto el lector se dará cuenta de que eso no es así. Que, a veces, lo secundario es más importante que lo principal y que las pequeñas cosas de la vida son lo que realmente le le dan sentido a esta. Así que sí, enseguida empezaremos a encontrarnos con personajes que aparecerán durante periodos más o menos cortos, y que harán que el lector pueda ir entendiendo poco a poco de qué va esta novela. A través de las historias que contarán o de la personalidad que demostrarán mediante sus actos, el lector irá teniendo una visión más general de la historia, incluso pudiéndose identificar con algunas de las historias que aparecen de pasada para quedarse durante buen rato en la memoria de quien está al otro lado del papel.
Pero no solamente esos personajes secundarios harán que la trama sea interesante, también las historias que cuenta Lourdes tendrán aquí un papel importante. Al principio estas aventuras son fantasiosas, tramas inventadas que va apuntando en un papel y que le ayudan a soportar su insoportable vida. Pero después, al lado de la camilla que os mencionaba antes, Lourdes se irá abriendo poco a poco para contarle al enfermo su propia vida —bastante adornada, eso sí, no vayamos a olvidar que tiene mentalidad de escritora— y que harán de Plomo sin balas, cruel fantasía algo especial.
Si me preguntáis de qué va este libro de Antonio Marzabal, la verdad es que no sabría contestaros con rapidez. Tendría que divagar y dar algunas vueltas para poder responder, y es que por una parte podría decir que este libro es un thriller de misterio, ya que el lector no entiende muy bien qué ha pasado con el hombre herido ni comprende el futuro que le depara a Juan (la propia vida de Juan es un gran misterio para el lector), pero por otra parte podría decir que es una novela de personajes donde la condición humana es lo más importante. Con estos protagonistas tan distintos, cuyas vidas no se parecen en absolutamente nada, nos damos cuenta de que al final no somos tan diferentes entre nosotros. Las moralejas y las paradojas se pueden encontrar en cada rincón.
Como veis, se trata de una novela muy original con una trama entretenida y que en nada se parece a las típicas lecturas que podríamos encontrar para una tarde de verano. Y, para los futuros lectores tengo que hacer dos advertencias: la primera es que las historias de Juan y de Lourdes están contadas de seguido, no hay ningún párrafo que separe dichas tramas, por lo que el lector despistado —como suelo ser yo— se encontrará leyendo la historia de uno y advertirá a las pocas líneas que el protagonista ahora es el otro. Cuando el lector se da cuenta de este detalle, enseguida se fijará para que no le vuelva a pasar y no habrá problema alguno, pero es bueno saberlo. Y la segunda es que he podido encontrar algún que otro fallo ortotipográfico. He hablado con el autor y me ha comentado que esto se subsanará en las siguientes ediciones, ya que es consciente de que alguna se le ha escapado y está trabajando en ello para arreglarlo.
En definitiva, es un libro que he disfrutado y que he leído con rapidez, sobre todo movida por la incertidumbre de lo que le estaba ocurriendo a Juan y de qué pasaría con la vida desmoronada de Lourdes que se aferra irremediablemente a una camilla de hospital. Como digo, una novela distinta a lo que estoy acostumbrada y que espero que se vaya abriendo camino en este sector editorial para poder llegar a cuantas más almas, mejor.
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