En una entrevista para un medio americano, a Stephen King le preguntaron si esperaba ir al cielo tras su muerte y él contestó: «Ni de coña. Al menos no al cielo que me enseñaron cuando era pequeño. La idea de estar tumbado en una nube escuchando a angelitos tocando el harpa me aburre. ¡Yo quiero escuchar a Jerry Lee Lewis!». Dos conceptos, la idea de la religión y el rock and roll, hermanados. Es habitual en el escritor de Maine incluir referencias a la creencia en Dios y a la música rock de la que tanto disfruta. Estos dos elementos se unen para dar cuerpo y alma a su novela Revival.
Inmerso en medio de una trilogía de corte policíaco que arrancaba con Mr. Mercedes, King quiso recuperar parte del halo de oscuridad sobrenatural de muchas de sus anteriores novelas publicando entre medias Revival. Una historia que profundiza en la perdición y la redención, las adicciones y la fe, la muerte y la otra vida.
A comienzos de los años 60, en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, una sombra se ciñe sobre el pequeño Jamie Morton que juega con sus soldaditos en el jardín de su casa. Al girarse, Jamie ve la figura del nuevo pastor de la iglesia, Charles Jacobs. Desde ese encuentro, crean un vínculo muy especial que les mantendrá unidos el resto de sus vidas.
Tras un trágico suceso, el pastor pierde toda su fe en Dios centrándose en una de sus pasiones, el poder de la electricidad con la que se obsesiona en ridiculizar la creencia de la iglesia. Por su parte, Jamie, que durante décadas encarriló su vida por un camino de perdición rodeado de drogas y rock and roll, vuelve a tener noticias de quien fuera su pastor. Al recibir ayuda de Charles Jacobs, sin ser muy consciente de ello, creó un pacto diabólico con alguien que le mostraría una verdad que le aterrará el resto de sus días.
Cuando se anunció la publicación de Revival, con una portada más que atractiva con esa carpa de circo y el amenazante rayo de tormenta que en su nueva edición en DeBolsillo se mantiene, seguí muy de cerca las entrevistas y comentarios que se hacían antes de su publicación. Incluso en aquel entonces ya se habló de su versión cinematográfica, algo, por otra parte, normal en cada una de sus obras. Lo más actual que había leído de él, previo a esta novela que estoy reseñando, fue la inmensa 22/11/63, un mamotreto de los que se te cae la baba en cada página y Joyland, la historia de un chaval que comenzó a trabajar en un parque de atracciones con un corte entre misterio y búsqueda de pistas. Ambas me dejaron claro que, de nuevo, King vivía un despunte de creatividad actual muy interesante. Y para mí, Revival, en el podio de últimas publicaciones del autor, al menos de las que he leído, consiguió el bronce.
El argumento en sí se desarrolla entre la vida de un rockero (yo diría que Stephen King mostró en esta historia la biografía frustrada de lo que le hubiera gustado dedicarse a él mismo si en lugar de escribir novelas se hubiera decantado por el rock and roll) y la disputa interna de un pastor frente a sus creencias y que se dedica a realizar peligrosos experimentos con el poder de la electricidad. En mi opinión, la historia no daría de sí para abarcar una novela de trescientas páginas, de ahí que gane tanta importancia y extensión en la obra las memorias rockeras del protagonista. No las considero prescindibles, todo lo contrario, me pareció una muestra de poderío narrativo de Stephen King de abarcar, dentro de un hecho insólito y terrorífico, ese algo que descubre el pastor empleando la electricidad, la vida de una estrella del espectáculo. Aunque es cierto que en cuanto a caracterización de sus protagonistas no han calado lo suficiente en mí, el crecimiento en la obra del joven Jamie Morton, pasando de sus años de instituto y sus relaciones con los amigos, novias y familia a los turbulentos años de adicciones y vida en los escenarios, resulta una evolución del personaje muy bien llevada por su autor.
El libro se abre con una cita de Lovecraft y bien mirado, el final de la novela, que acojona un rato, podría enlazarse bastante con dicha cita. La inspiración de Mary Shelley también ha dejado su impronta en Revival. Por tanto, se podría decir que esta novela resulta una suerte entre varios elementos que hacen común las historias de Stephen King (no es la novela que recomendaría para un iniciado pero sí a tener en cuenta una vez leídas las joyas de la corona) y un paseo por algunas de sus inspiraciones, tal y como hacemos los autores noveles cuando comenzamos a escribir. ¿Será este un nuevo renacer para la última etapa —Dios quiera que sea larga— de Stephen King?